Capitulo 17

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No tenia palabras para describir esa extraña sensación que tenia en su pecho. Era una rara mezcla entre la  ansiedad, preocupación y felicidad, las palmas de sus manos habían comenzado a llenarse de sudor y su esponjosa cola erizada se movía de un lado a otro en señal de la profunda alegría creciente en su interior, Kido corría por los finos pasillos de madera en busca de lo que seria la habitación principal.

Buscaba entre las habitaciones aquellos olores que creía olvidados por el paso del tiempo. Y ahora que lo recordaba ¿Cuanto habían pasado? ¿Años, siglos, milenios quizá? No lo sabia pero lo importante era que pronto los volvería a ver y nadie los separaría de nuevo.

La albina apretó los labios tratando de eliminar los nervios que florecían dentro de ella, sintió una fuerte punzada la obligó a detener su carrera en cuanto quedo frente a una habitación que dababa hacia el jardín del palacio, conocía esa puntazada.. Era la misma que tenia cuando se encontraba con Tomoe.

Ellos estaban ahí.
Lo sentía, lo sabia.

Dentro de aquella sala dos hombres sentados en el tatami, disfrutaban del bello paisaje frente a ellos mientras degustaban los dulces que los sirvientes del lugar les habían ofrecido con anterioridad en espera de la diosa citada.

—Hoy es un buen día ¿no, Kogitsune?—Hablo dandole un mordisco al inarizushi pero al parecer no se percatado del picante que habia en la cubierta.—Jejeje Son picantes— El mencionado movió una de sus orejas en dirección hacia donde su hermano mayor trago lo mas rápido que pudo y sonrió.


— Lo es, aunque prefiero los días nublados, Mikazuki— respondió para volver a dar un bocado al Inarizushi en su mano izquierda. El pelinegro sonrió divertido al ver las orejas de su canino hermano moverse de un lado a otro como antenas, le hacia recordar al tierno Inugami del dios sintoísta Mihoko.

Pero "Perro pulgoso" para Kogitsunemaru.

El pelinegro estaba a punto de soltar un comentario respecto a ello pero un peculiar olor familiar inundo sus fosas nasales. Se giro rápidamente hasta donde el albino quien había dejado aun lado sus amados inarizushi para mirar hacia la puerta corrediza donde una pequeña –acomparacion de ellos–silueta femenina permanecía de pie frente a ella sin hacer movimiento alguno.

El aire para ambos parecía desaparecer, ambos jadearon de sorpresa pero ninguno se atrevió hacer movimiento alguno; solo se quedaron ahí, inmóviles sobre sus lugares sin poder creerlo.

Por otro lado la albina contenía la respiración. Dentro de su cabeza mantenía una lucha interna sobre permanecer ahí o irse, al parecer la segunda idea sobre escapar iba a ser la ganadora.

Sin embargo, la descarto de inmediato al golpearse ambas mejillas con las palmas de las manos.—¡Aqui voy!— susurro en un intento de darse ánimos pero aún así los nervioso eran vencedores.

Con cuidado corrió a un lado la puerta de madera para ingresar y del mismo modo la cerro. Kido estaba asustada, asustada del rechazado.

—Perdone la intromisi–..— fue interrumpida al sentir los fuertes brazos masculinos rodear su silueta interrumpiendo al instante. Kido inhaló el aroma del sujeto, el mayor atrajo con mas fuerza–sin lastimarla– a la albina hacia su cuerpo mientras que Kido con el mismo sentimiento correspondió y con sus pequeñas manos temblorosas acaricio con gentileza uno de los mechones de la larga cabellera plateada del varón que lograban rozar su rostro.

『La Guardiana』 Diabolik LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora