Cap.8 Dibujos, escondite, botes de basura y más...

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SHERWIN

Ayer Sebastián me había hecho prometerle que volviéramos hoy al parque para que él volviera a encontrarse con su nuevo amigo Noah. Sebastián está tan emocionado con el tema de tener su primer amigo que no pude negarme, además, cada vez que hace un puchero es completamente imposible decirle que no.

Ya eran las doce del mediodía y Jonathan seguía dormido, entiendo que se haya quedado hasta tarde trabajando, pero no es saludable para él que duerma tanto.

Mi madre dijo que vendría mañana porque estaba muy ansiosa de conocer a su nieto. Sólo me preocupa una cosa... ¿y si mi madre lo asusta con su amor por el yaoi? Bueno, no creo que sea capaz.

¿O si?

Me dirigí al cuarto de Sebastián para asegurarme de que todo estuviera bien, aunque se que todo está bien, tengo esa manía de asegurarme de qje todo estuviera en orden.

Toqué la puerta antes de entrar y cuando Sebastián cedió el permiso abrí la puerta y me adentré a su cuarto. Sebastián se encontraba dibujando en su escritorio, dibujar es algo que se le da muy bien para su edad. Ese pequeño me hace sentir tan orgulloso y feliz.

- ¡Papi! - exclamó Sebastián mirándome con una sonrisa - ¡Mira el dibujo que hice! - me acerqué a observar el dibujo y éramos Jonathan, él y yo, estábamos de espaldas caminando por un lugar que parecía ser un jardín lleno de flores.

Era un dibujo bastante hermoso, y no lo digo sólo porque esté muy bien dibujado y coloreado, si no porque están las dos personas que más amo en estos momentos.

- Es un dibujo muy lindo Sebas - dije sonriente mientras despeinaba su cabello un poco - Eres un excelente dibujante Sebas - al decir esto las mejillas de Sebastián tomaron un leve tono rosado.

- Papi...

- Dime cariño - dije dejando de mirar el dibujo.

- ¿Ya vamos a ir al parque? - reí ya que se le notaba la emoción por ir al parque a kilómetros, así que decidí no  hacerle esperar más y asentí aún riendo - ¡Yei!

Sebastián se puso de pie y salió de su habitación con dirección al pasillo que lo dirigía hasta nuestra habitación en la cuál Jonathan aún seguía dormido.

Me dirigí hacia donde Sebastián se había ido y al entrar al cuarto este se encontraba encima de Jonathan tratando que se despertara.

Esperen... ¿Estará vivo?

Aclaré mi garganta un poco y me acerqué para gritarle a Jonathan, al hacerlo, nada pasó así que decidí sacudirlo un poco.

Este tipo si que tiene el sueño pesado...

Empecé a sacudirlo más fuerte haciendo que -por fin- abriera los ojos y me mirara adormilado.

- ¿Qué hora es? - dijo Jonathan frotando sus ojos.

- Es hora de que muevas tu trasero de ahí y hagas algo productivo, así que ¡Levántate! - dije golpeando su rostro con su almohada.

(...)

SEBASTIÁN

Por fin habíamos llegado al parque en el que habíamos estado ayer con el tío Nicolás. Antes de irme a buscar a Noah, besé cada una de las mejillas de mis padres y tomé el bolso en el que tenía mi cuaderno de dibujo y los demás utensilios que usaba para dibujar.

Me dirigí a la caja de arena en la que conocí a Noah y me senté a observar a los demás niños jugar.

- ¡Sebastián, si viniste! - escuché la voz de Noah que se acercaba hasta mi corriendo y me puse de pie para saludarlo. Cuando Noah se acercó hasta mi me abrazó con fuerza haciendo que yo también le devolviera el abrazo.

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