Me siento mal por lo que hago pasar a Young Mi, seguro ella quería salir o hablar estupideces conmigo pero desde la semana pasada nada ha ido muy bien en mi vida, parece que todo está comenzado poco a poco a desordenar en lo que creía que era mi ordenada vida. Todo lo que está pasando ahora no solo me afecta a mí, sino también a las personas que están a mí alrededor ellas son las que tienen que soportar mis tormentosos cambios de humor que surgen sin advertir siquiera a mi conciencia.

Logro oír las voces que llegan desde abajo, la suave voz de Mimi seguidas de una leves risas, me pregunto quién puede ser ¿Jaemin? No, lo habría pasar de inmediato y le gritaría alguna estupidez como siempre lo hace, pienso en mas posibilidades ¿Byung Seok? M...podría llegar a ser, pero ese inútil no entra en mi casa por nada del mundo, no quiero que ese hijo de su requerida madre venga a pisar la alfombra del comedor mi cama. Además él no sabía dónde vivía yo, supongo.

Paso mis dedos por mis ojos y estiro un poco mi espalda soltando un largo y certero bostezo que posiblemente deformo toda mi cara. Bajo de la cama, me coloco las pantuflas de conejito que tenían ya varios años de uso.

Young Mi llegó en la mañana con su mamá, como siempre, pero la señora Na había tenido que ir de compras al supermercado para preparar una cena que iba a realizar mi padre para sus amigos por lo que solo estábamos las dos solas. Por otro lado, a mamá no la había visto hace ya varias horas-gracias a dios-se había ido con el pretexto de ir al spa con sus amigas del club.

Bajo las escaleras aun con los ojos medios cerrados por el sueño.

—Que te ves linda Hee— abro de inmediato los ojos. ¿Qué hacia él aquí? En mi casa, cubro mi pecho con mis brazos y frunzo el ceño, quiero preguntarle qué demonios hace aquí pero las palabras no logran salir de mi boca.

—Ten me pregunto mientras dormías la dirección de tu casa— se encoje de hombros y me sonríe inocentemente.

Bajo las escaleras rápidamente, empujo a Ten para que se haga un lado y agarro de los hombros a Young Mi sacudiéndolos repetitivamente.

— ¡¿Por qué hiciste eso?!— lloriqueo un poco. Young Mi se mantiene con una sonrisa boba en la cara, sabiendo que me enojaría por hacerlo. —Eres una bruta— quito mi manos de sus hombro y me doy la media vuelta dándole la espalda para que note que de verdad estoy enojada con ella.

Era una bruta de verdad.

Ah, cuanto la estaba odiando ahora.

Busco a Ten con mis ojos y lo encuentro en una de las esquinas de la sala mirando lo que parece ser la estatua de un cabello negro. Me acerco a él y le toco la espalada.

—Oye, — mi voz suena media rasposa, necesitaba agua y urgente.

Ten se gira y me sonríe mostrando sus dientes.

—Hola, Bi Hee-Sook— mueve su mano de un lado a otro— Solo estaba mirando este caballo, se parece a uno que vi en una película de terror— ríe, ¿película de terror?

— ¿De que estas hablando?— mi voz más fuerte de lo que esperaba por lo que me callo de inmediato después de lo dicho. Ten se acerca a mí y esconde sus manos en los bolsillos de sus pantalones negros.

  — Es una escena en donde un hombre despierta con una cabeza de caballo en su cama — mueve sus manos a su alrededor, representando la imagen.

  — ¿El padrino? — respondo dudosa, Ten asiente con la cabeza.—  Ten, esa no es una película de terror.—  por tan solo un momento siento pena por él.

  — ¿No lo es? A mi me dio mucho miedo.

 — No, es sobre la mafia italiana.

  — Oh...igual no pude dormir en la noche. 

PERSONAL [Ten]Where stories live. Discover now