47 y Final

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Por la mañana fui al hospital decidido a hacer algo.

—hola— Regina me saluda con la mano.

—hola. Tenemos que hablar Regina— ella asiente y vamos a su consultorio.

Ella cierra la puerta tras de sí, espero a que se siente primero y por fin lo hago yo.

—ya me imagino lo que me vas a decir— reclinó su espalda en la silla.

— ¿Ah sí? — frunzo el ceño.

—lo que pasó ayer me hizo pensar, creo que nosotros no podemos ser nada más que amigos.

— ¿te refieres a que nuestro trato debe ser profesional solamente?

—así es. No eres lo que esperaba y por lo visto yo tampoco cumplí con tus expectativas.

—No es eso...

—ni le arregles, así es. Lo mejor es que solo seamos colegas y amigos si quieres. No estoy interesada en una relación por el momento y creo que tú tampoco, no tiene sentido que estemos juntos si nadie pone de su parte para que la relación funcione.

—estoy de acuerdo, además tengo una hija que necesita a su padre.

—ahí está, solo seamos amigos y aquí no pasó nada ¿te parece? — sonríe.

—por supuesto — sonrío también y estrechamos las manos.

—bueno doctor Prescott, tengo un niño con una obstrucción intestinal en la cama 32, puede pasar a verlo y valorar su situación— me da una carpeta con su expediente.

—claro doctora Reyes, ya lo reviso— me pongo de pie y voy a ver al niño.

Mientras iba a buscar al pequeño, recordé lo que Ian me dijo. Así que después de revisarlo, voy a hablar con el director.

—dime rápido Prescott porque no tengo mucho tiempo— me dice mientras su vista está en el ordenador.

—señor, quiero pedirle que me dé una semana libre para tratar unos asuntos que dejé pendientes en Madrid.

Él me mira y su boca se hizo una línea recta.
—sabe que tiene un calendario y en él se marcan las fechas para sus vacaciones. No puedo darle ese privilegio.

—por favor señor, mi mamá está gravemente enferma y necesito verla.

— ¿qué tiene tu madre?

— alzheimer avanzado. Necesita que esté con ella, porque está cada vez peor.

Suspira y se quita los lentes.
—sé cuán importante es para cada uno de nosotros nuestra familia. Pero no te puedo conceder un permiso, tienes que esperar dos meses por lo menos.

—está bien, voy a esperar.

Salgo de la oficina muy triste, pensaba hacer las cosas rápidamente, no podía esperar a ver a mi familia.

Llamé a Vanessa para avisarle que mi madre estaba muy mal.

—hola Vanessa — dije cuando ella descolgó

— ¿qué quieres Harold? ¿Sí sabes qué hora es aquí verdad? ¡Son las tres de la mañana!

—necesito hablar contigo sobre mamá.

—No me importa lo que pase con ella, por eso me fui.

—No puedo creer que tengas tanta maldad dentro de ti. ¡Es nuestra madre Vanessa!

— ¿y qué? ¿Qué tiene que es tan importante para ti?

—alzheimer avanzado— suspiro. —por mi menos una vez en tu vida ten algo de cariño hacia ella, por favor.

Buscábamos lo mismoWhere stories live. Discover now