Guanlin no dijo nada, simplemente se marchó del lugar.
Gracey por su parte se sentía destrozada, como si un fuerte empuje la hubiese tirado desde lo más alto hasta caer en el duro y frío suelo. Jackson, Seongwoo y Jihoon trataban de consolarla haciendo todo tipo caras hasta que en su último intento lograron sacar una sonrisa por parte de Gracey.
—¡Por fin princesa!—exclamó Jackson.
—Te ves mejor cuando sonríes Gracey, nunca dejes de hacerlo—añadió Seongwoo con una ligera curvatura en sus labios. —pero igual y te falta mucho para compararte conmigo ¿sabes?
Todos los que se encontraban en aquella sala se rieron ante lo antes dicho por Seongwoo, a excepción de el mismo ya que trataba de probar su punto.
—Gracey-Grace estoy seguro de que Guanlin está tratando de buscar al culpable del malentendido—dijo Jihoon tan solo para recibir un fuerte golpe en la parte trasera de su cabeza tanto por Seongwoo como por Jackson.
—¿Para qué mencionas su nombre?—dijeron al unísono.
—Déjanos ese problema a nosotros—dijo Jackson.
—De verdad encontraremos el culpable—añadió Seongwoo.
La pelirroja se puso de pie y pasó a limpiar su cara.
—Olviden eso chicos, mejor preocupémonos por no buscarnos más problemas es apenas el primer día y miren donde estamos— dijo Gracey.
—Estamos en la mejor guarida, este será nuestro lugar especial de ahora en adelante—espetó Seongwoo.
—¿Podemos traer chicas?—cuestionó Jackson.
—¡Si, si,si!—exclamó Jihoon tras juntar sus manos —así puedo traer a Gowon.
—Chicas, es una buena idea—dijo Seongwoo con una sonrisa pícara.
Gracey estaba a punto de parar esta charla de chicos pero el timbre de la escuela indicándoles que la hora del almuerzo llegó fue más fuerte.
—¡Somos libres!—gritó Jackson y seguido tomó a Gracey por su antebrazo hasta que estuvieron fuera del salón.
Tras dar uno que otro paso Jackson y los demás fueron en busca de algo comer, ya que Gracey no tenía apetito decidió quedarse sentada en uno de los bancos del campus.
Los chicos le traerían algo de comer, eso era seguro, por lo que aunque no quisiera tenía que tratar no pensar en Guanlin y en aquel malentendido que había culminado con su felicidad en tan sólo unos segundos. Mientras Gracey miraba aquel cielo despejado, con una que otra nube que cubría los rayos del sol una voz un tanto chillona la sacó de su concentración.
—¡Oppa! En serio eres el más gracioso, de eso no hay duda—divisó a una chica rubia de tez clara y contextura delgada.
La chica se encontraba sosteniendo el agarre de un chico conocido para Gracey, como estaba desde lejos no pudo determinar a primer instante de quien se trataba; pero tras verle logró distinguirlo al instante. Se trataba de Guanlin.
La pelirroja corrió tan rápido como pudo hacia un lugar al cual esconderse para que nadie la viese en aquel estado tan bochornoso. Sus ojos rojos y abultados en conjunto a su nariz como Rodolfo el reno, era algo que no debía mostrar ante sus compañeros.
Gracey se adentró a la primera puerta que estaba abierta; sin antes darse cuenta que era la habitación del conserje y que además estaba siendo ocupada por una persona, un chico para ser precisos. Tan poco precavida como era, Gracey atrajo la puerta hacia sí hasta que la hubo cerrado, tan sólo para continuar con sus sollozos, por suerte las luces de la pequeña habitación estaban apagadas y con la puerta cerrada daba la ilusión de que no había nadie dentro.
—¿Quién anda ahí?—escuchó una voz masculina decir.
Gracey procuró mantener silencio y salir del espacio lo más pronto posible, pero justo cuando fue a colocar sus manos en el manubrio de la puerta para abrirla, fue bloqueada por un agarre en su antebrazo.
—¿Acaso piensas que te dejaré ir tan fácil?—añadió la voz masculina y tras esto dejó salir una leve risilla.
Gracey tenía un nudo en la garganta y las pequeñas gotas de sudor empezaban a bajar de su frente, ¿quién o qué podría ser aquello?
