Capítulo nueve.

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"Porque estoy tan harto de tus canciones de amor,

Tan cansado de las lágrimas,

Tan harto de desear que tu siguieras aqui"

Punto de vista de Jaime:

Me desperté a eso de las diez y media de la mañana.

Me sorprendí, ya que el Nico me estaba abrazando mientras dormía.

Puta el weon tierno -Pensé

Me levanté con cuidado para no despertar al Nicolás. Revisé mi celular y tenía un mensaje, lo abrí y decía:

"Se que tal vez te incomode verme, pero ¿nos podemos juntar en el "Café Tavelli" a eso de las cinco? 

 Me gustaría conversar algo delicado contigo.

Con cariño, Francisca."

Me pareció bastante raro, ¿que "tema delicado" querrá hablar conmigo? 

Estaba bastante nervioso, el solo hecho de encontrarme con ella otra vez, después de todo lo ocurrido con nosotros, me provocaba escalofríos. 

Mientras más pensaba, creía que era una buena idea para poder dejarle en claro que yo no quiero nada con ella. 

Quería concentrarme solamente en mi relación con el Nicolás, que a todo esto, estaba roncando más fuerte que la chucha.

Luego de meditarlo unos minutos más, decidí contestarle.

"Esta bien, nos vemos a las cinco."

Deje el celular en la mesa de noche y me dediqué a observar al Nico.

Quería hacer algo especial para él. No sé, ¿hacerle desayuno y llevárselo a la cama?

Son los pequeños detalles los que cuentan, ¿No?

Salí de la pieza del Nico y bajé las escaleras sin hacer mucho ruido.

Saqué una bandeja que estaba guardada y comencé a ponerle cosas como café, jugo de naranja, tostadas y uvas

las cagué pa gringo

Subí cuidadosamente, ya veía que se me daba vuelta todo y dejaba la cagá.

En una maniobra abrí la puerta de la pieza, dejé la bandeja a un lado y comencé la tarea más difícil, despertar al nico.

Este weon tiene el sueño pesado a cagar y cuesta demasiado despertarlo.

Le dí varios besos cortos en los labios para ver si despertaba con eso, pero nada, ni se inmutó.

Comencé a moverlo lentamente, no quería ser tan brusco, ¡pero el weon seguia dormido!

Se me ocurrió algo, le puse una de las tostadas en cerca de la nariz, al parecer estaba cagado de hambre porque se despertó altiro y le dió una mascada.

Solté una carcajada, weon tonto.

-Jaime: Buenos días -Dije casi en un susurro. 

-Nicolas: Buenos días -Sonrió.

-Jaime: Toma, te traje el desayuno. 

Tomé la bandaje y se la dejé en sus piernas, el sonrió mientras tomaba un poco de jugo.

-Nicolás: Que eres tierno por la chucha -Se rió mientras me miraba a los ojos.

Adoraba su sonrisa.

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