XII.

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A Louis le temblaron las piernas cuando Harry lo forzó a seguir un ritmo que parecía más que estaban haciendo el amor que bailando.

Sus caderas rozaban con los de Louis, y nunca en su vida se había sentido tan extraño y vulnerable.

—Tengo miedo.

Louis ni siquiera se dio cuenta de que lo había dicho en voz alta, pero Harry lo oyó perfectamente.

—Lo sé. Pero yo no quiero hacerte daño.

Louis le miró a la cara y lo que vio en su expresión hizo que se sintiera aún más turbado.

—No, tú no eres el único que se siente vulnerable— le dijo Harry tajante.

Sus fascinados ojos se quedaron fijos en los del rizado. Le acarició los hombros y pudo apreciar la reacción que sus movimientos provocaban.

Le desabrochó entonces el cuello de su camisa, y Harry contuvo la respiración, aunque no hizo nada por detenerlo.

—Yo... ¿Harry?— murmuró el ojiazul.

—Sigue, hazlo.

—Pero... — La entreabierta boca de Harry lo tocó en la frente.

—Hazlo.

Fascinado, le puso ambas manos, sobre el pecho y empezó a acariciárselo con lentos y tímidos movimientos.

Parecía gustarle lo que le estaba haciendo, si es que la intensa dureza de sus facciones era señal de ello.

Louis deslizó las manos por su musculosa espalda y, cerrando los ojos, apretó la mejilla contra la desnuda piel del pecho de Harry.

Olía bien, a hombre, y Louis pasó de apoyarle la mejilla a acariciarle con los labios, como si se tratara de un sueño.

—Bésame— susurró Harry. —No, querido, así no. Abre la boca y hazlo así. Sí, así— gruñó algo incomprensible y lo apretó con mas fuerza—. Así.

Louis le pasó la boca por cada centímetro del pecho; por los hombros, el cuello, la barbilla. Pero, incluso de puntillas, no pudo alcanzar su boca.

—Harry— protestó por fin.

—¿Quieres en la boca?

—Sí— le dijo el castaño rozándole lentamente su cuerpo con el suyo. —Sí, ¡me muero de ganas!

Entonces, Harry se inclinó y los labios de los dos se unieron y se saborearon entre sí.
Se abrazaron con más fuerza y el beso se hizo cada vez más cálido y explosivo.

Las manos de Louis exploraron el cuerpo de Harry, la espalda, los hombros y, por fin, el musculoso estómago.

Harry se estremeció y levantó la cabeza. Louis le miró confuso.

—¿No quieres que te toque así?— murmuró.

—Me encanta— replicó Harry —Desabróchame el cinturón.

Louis enrojeció.

—¡No! ¡no puedo hacerlo!

—Es mi cuerpo ¿no? Y si a mí no me importa, ¿por qué te tiene que importar a ti? ¿Es que no sientes curiosidad?

Por supuesto que la sentía.
Nunca antes había querido tocar a un hombre de esa forma, ni siquiera a Zayn, cuando tenía dieciocho años.

Cuando se dio cuenta de eso, se estremeció de la cabeza a los pies.

—Lou— le dijo él tranquilamente. —Yo no podría seducirte. Tú también tendrías que desearlo.

—Pero...

Keyframe [Terminada]Where stories live. Discover now