Capítulo 13

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Si el primer beso le había parecido vehemente, no pudo compararse a la respuesta de Lauren. La levantó literalmente del suelo, presionando su cuerpo contra el suyo mientras la devoraba con una pasión tan ardiente y voraz que Camila sentía los
labios en llamas.
Se estaba moviendo, pero a Camila no le importaba adonde fueran. Cuando su espalda chocó con la pared se aferró con fuerza a sus hombros y sus piernas se abrieron como si tuvieran voluntad propia, invitándola con un descaro inaudito en ella, pero que en esos momentos le resultaba totalmente natural. Lauren no vaciló en aceptar y se colocó de tal manera que su centro se apretara contra la
unión de los muslos de Camila, haciéndola gemir de placer.

—Me estás matando —le gruñó Lauren al oído, antes de morderle el lóbulo de la oreja y lamerlo con avidez.

Camila no conseguía articular palabra, de modo que dejó que su cuerpo respondiera por ella y se contoneó cuanto le permitía su posición entre el cuerpo de
Lauren y la pared.
Lauren empezó a lamerle el cuello, provocándole estremecimientos por todo el cuerpo.

—Sabes muy bien…

—¿Mejor que la cena? —consiguió bromear con un hilo de voz.

—Mejor que todo —respondió Lauren, muy seria y con la voz cargada de deseo salvaje.

¿Cómo era posible que nunca hubiera sentido nada igual?, se preguntó Camila.
Pero la respuesta no podía ser más clara: porque hasta entonces no había conocido a Lauren Jauregui, y ningún otro hombre podría haberle hecho sentir algo semejante.
Al igual que le había pasado en el lago, sintió cómo la tensión crecía en su interior y cómo una incontenible corriente de placer la llevaba hasta el límite. Pero no estaba lista para alcanzar el clímax. Era demasiado pronto, y quería que Lauren
también lo experimentara. Sabía que había explotado de placer en el lago, o al menos eso le había hecho creer con su grito, pero ahora quería verlo. Quería ver su rostro contraído por una pasión descontrolada.
Un molesto pitido intentaba invadir su conciencia, pero ella lo ignoró y siguió recorriendo con las manos el cuello y la espalda de Lauren, memorizando el contorno de su poderosa musculatura.
Pero entonces Lauren la soltó al tiempo que maldecía entre dientes y se apartó de ella mientras sacaba el móvil del bolsillo.

Camila intentó volver a sus brazos, pero Lauren negó con la cabeza y la apartó con una expresión de disgusto.
El dolor y la confusión por su rechazo se mezclaron con el torbellino de
emociones que le había provocado el beso. Se derrumbó contra la pared mientras Lauren se apartaba de ella para responder al teléfono.

—¿Diga?

¿Cómo podía mostrarse tan fría después de lo que habían estado haciendo?
Escuchó en silencio unos segundos y luego se volvió hacia ella con el rostro
impasible.

—¿La amenaza ha sido neutralizada? —le preguntó a su interlocutor—. ¿Mi
misión ha concluido?

Volvió a guardar silencio mientras escuchaba la respuesta.

—El informe estará listo pasado mañana. Tengo algunas sugerencias para mejorar la seguridad.

Camila estaba cada vez más confundida. No entendía lo que Laurenn estaba diciendo.

—De acuerdo, habla con mi secretaria para concertar una reunión y te
presentaré el informe personalmente —otro breve silencio—. Tomaré el primer vuelo mañana.

Dijo algo más y cerró el móvil. Camila tragó saliva. La garganta se le había secado, estaba temblando y sentía náuseas.

—¿Vuelo? ¿Adónde vas?

Lauren puso una mueca como si la conversación le resultara desagradable, pero ninguna otra emoción se reflejó en su rostro.

—Vuelvo a mi oficina mañana.

La princesa y la guardaespaldas (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora