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Peter cerró sus ojos en cuanto los brazos del mayor lo comenzaron a rodear, al mismo tiempo que esas lentas y agradables caricias se hacían presente. Wade sabía perfectamente como tratarlo y cuáles eran los punto de su cuerpo que debía tocar para causar diferentes sensaciones en el menor.

–Wade... No es bueno que hagas eso.– murmuró Peter colocando ambas manos sobre sus hombros para poder apartarlo. Cosa que el mayor se negó rotundamente mientras seguía repartiendo pequeños toques en ambos costados del arácnido. –Por favor... Wade.

–Ya te dije, quiero que me muestres quién eres, si no lo haces ahora no me detendré.– exclamó el más alto hundiendo lo que más pudo las palmas de sus manos en el cuerpo adverso. –Y créeme que estoy disfrutando mucho esta situación.

–Suficiente...– pidió apartandolo esta vez lo necesario como para controlar su cuerpo y todas esas sensaciones que el mayor había producido en él. –No deberías acercarte de esa forma.

–¿Por qué? ¿Causó algo extraño en el chico araña?

Peter le observó con cierto asombro ¿Estaba jugando una vez más con su mente o solo se burlaba de la condición en la que se encontraba? Sin más formó una sutil sonrisa la que Deadpool se pudo dar cuenta tras el notorio movimiento que se había realizado bajo la máscara.

–Si te dijera que sí ¿Qué harías?– preguntó el menor rodeando esta vez sus brazos tras el cuello adverso mientras ladeaba tan solo unos grados su cabeza para que su actuación fuera creíble.

–Que cosas no te haría, arañita.– con las mejillas coloradas Peter bajó la cabeza, agradeciendo llevar su traje el cual le ayudó a ocultar lo que estaba sintiendo. –Desde que llegué a esta estúpida ciudad he esperado para congeniar contigo. No sabes cuántos días estuviste en mi mente con la idea de que me aceptaras, me conformaba con ser tu compañero de equipo porque así podía tener una excusa para verte todas las noches.

Peter volvió su mirada al mayor y con esa presión en su pecho no dudó en acercarse lo suficiente como para juntar sus frentes, el poder escuchar aquellas palabras de parte de un mercenario como Wade era un verdadero regalo para él.

–Con todo lo que ha pasado no sé si estás jugando conmigo, intenté mantenerte lo más alejado de mí porque ya sabes, eres unos de los mercenarios más buscados ¿Pero te digo algo?– exclamó Spider-man alejándose unos cuantos centímetros para ver directamente la zona en la que se encontrarían sus ojos. –En ti pude ver ese cambio, quieres ser otra persona y eso se tiene que considerar. Yo creo en ti, Wade. Sé que podrás ser la persona que tienes en mente.

–Hice una buena elección...

–¿En qué?

–En entregarte mi corazón, o bueno, lo que queda de él.

Peter quedó atontado ante tales palabras, su mirada se perdió en esos deslumbrantes ojos y sin poder evitarlo llevó ambas manos a su máscara ¿estaba seguro de lo que haría? Las palabras del mayor le habían descolocado, se encontraba en un trance en el que su cuerpo reaccionaba por inercia. Wade estaba atento a cada movimiento del arácnido, realmente quería saber quien se escondía bajo esa máscara pero sin poder evitarlo detuvo al menor.

Era obvio que en un sitio así no podría ver su rostro, un lugar público en que la identidad de Spiderman podría ser descubierta por un simple desliz.

–Aún no.– exclamó el sosteniendo sus manos. –sé que fui inconsciente al pedirte eso, pero también sé lo importante que es para ti ocultar tu rostro.

Y ahí fue en que los pensamiento de Peter volvieron a su cabeza, estuvo a punto de mostrarle su rostro aquel mercenario ¿se había vuelto loco? Y en un lugar público. Definitivamente Wade causaba algo en él.

–creo que es momento de que me marche.

–¿te veré de nuevo?– preguntó el mayor observando lo pequeño y atemorizado que se encontraba su Spidey. En cierta parte se moría de las ganas de abrazarlo y llevárselo lejos de aquí, aquella actitud que había tomado hacia que sus voces se pelearan por tomar una decisión.

Peter sólo asintió en forma de aceptación, al final y al cabo no podía decirle que no a aquel hombre.

–me gustaría llevarte a un lugar, sé que ahora no es el momento pero piénsalo.– fue lo último que el mercenario susurró antes de dejar a un cabizbajo Spidey. Le daría su pequeño espacio, sabía que al final aquel muchacho se encontraba en una guerra la cual era difícil de controlar, más si existía la posibilidad de que se estuviera ganando una parte del corazón arácnido.

Peter se quedó solo en aquel lugar, mirando desde lo alto del rascacielos contempló como los pájaros volaban hacia todas direcciones, dio las gracias de que en esos momentos la ciudad no se encontraba en peligro porque ahí si que no sabría como diferenciar la situación. Empuñó con fuerza sus manos y de en un segundo sus pensamientos se habían calmado, lo había decidido y es que callar lo que sentía por aquel mercenario sería complicado. Se arriesgaría a cumplir con sus deseos aunque fueran descabellados.

Miró al cielo por última vez formando una pequeña sonrisa en su rostro ¿habrá tomado la mejor decisión? Esperaba que sí, al menos así su cabeza se tranquilizaría.

Peter se columpiaba con tan facilidad, esquivando edificios mientras dejaba el rastro de su camino atrás. Se sentía mejor luego de lo vivido tenía que pensar en sí mismo.

Llegó a su casa en la que su tía May le recibió como siempre, un fuerte abrazo y miles de besos en su rostro.

–ve a ducharte, la cena está casi servida.

Peter sintió como su estómago comenzaba a pedir comida en cuand el rico aroma inundaba sus fosas nasales, tía May en la cocina era una verdadera experta.

–tía May... ¿Cómo aceptarías el cariño de alguien que siempre le estuviste negando? Yo... ni sé cómo mirar a esa persona ahora...

Su tía le miró con cautela ¿acaso su pequeño Peter ya se encontraba en la edad suficiente para tener sus embrollos de amor? Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro y con el tacto que una madre le podía otorgar extendió una silla para que tomará su lugar.

–sé que esto del amor puede ser difícil, yo lo experimente con tu tío Ben.– pronunció su nombre con un toque de tristeza pero feliz de lo vivido a su lado. –pero si no te arriesgas no sabrás si es lo correcto, debes pensar en lo que sientes por esa persona. Por tu rostro veo que ya tomaste una decisión... Y si te negabas a su cariño habrás tenido tus razones, pero las cosas cambian, pero hay que intentar aprender de esos cambios.

Las caricias que le proporcionaba su tía en el cabello le había relajado de tal manera que todo su cuerpo se había soltado, al día siguiente iría a buscar de Wade y le confesaria lo que estaba sintiendo.

–muchas gracias tía.

–de nada mi pequeño.

Así fue como la tarde calló y la noche apareció, Peter yacía en su cama pensando una y otra vez lo que le diría aquel mercenario. Estaba nervioso y no le gustaba parecerlo, pero las cosas estaban clara, mañana expresaría todo sin complicarse.

Cerró sus ojos luego de que sus ideas de calmaron y el sueño concilió.

SpideyPoolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora