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– Tomate este relajaste, te servirá para que no sientas tanto dolor. – está vez fue Wade el que se apartó extendiendole un vaso lleno de agua con una pastilla blanca. Peter no dudó en recibirlo y subiendo hasta la altura de su nariz su mascaba se tomó sin problemas el remedio que se le había dado.

Wade le miró en todo momento, observar los labios del chico resaltados por el agua había causado una guerra en su cabeza, Peter se percató de ello al comprender la expresión que éste estaba teniendo causando una pequeña risa siendo el detonante del mayor al observar por fin esa suave sonrisa.

– Estoy jodido. – como pudo se levantó de la sillita que había colocado a un costado de la cama al momento de tratar sus heridas para luego darse pequeños golpes en su cabeza como si pretendiera callar sus voces.

– "Hay que hacerlo ahora ¡no te puedes aguantar!"

– "Solo miralo, está tan débil"

– "Por eso, no habrá otra ocasión"

– ¡No! Dijimos que lo haríamos con calma.

Peter le vio extrañado, definitivamente estaba teniendo una discusión con sus voces y aunque sintiera como todo su cuerpo reclamaba ante los movimientos que realizaba se levantó de la cama, con cuidado tomó una de sus manos para volver a tener su atención. Wade le miró en cuanto ese tacto se hizo presente, su Spidey seguía con la cara media descubierta lo que hacía que miles de pensamientos pasaran por su cabeza. Vaya que quería besarlo, quería tocarlo de miles maneras desde que empezó a desgarrar ese molesto traje.

– Ve acostarte, si sigues así no podré contenerme. – murmuró está vez Wade cerrando sus ojos como si eso borrara la presencia del chico.

Peter acarició con su mano la mejilla ajena sintiendo como su pecho se comprimia, le tomó unos buenos segundos pensar si hacer lo que estaba deseando o simplemente apartarse, segundos eternos en los que podía ver como Wade luchaba consigo mismo, su ceño se encontraba fruncido causando un sentimiento de ternura en el menor y lo que le dio el paso de romper toda esa distancia entre los dos para juntas sus labios en un simple toque. Se sentía nervioso pero ya no había vuelta atrás, se mantuvo así al menos hasta que Wade se percató de lo sucedido, ya que sintió como éste lo sostenía por la cabeza para poder ejercer una mayor presión entre sus labios. Peter con cuidado y sin temor alguno pasó ambos brazos por los costados del mayor, posicionando sus manos sobre la extensa espalda aceptando el pequeño movimiento que había empezado a crearce entre sus labios.

Era un beso que pasó de ser dulce a uno lleno de deseo, Wade prácticamente se comía la boca del menor mientras que éste último correspondía como mejor podía, después de todo no era un experto en ese ámbito de la vida y el mayor se había percatado de ello.

Poco a poco Wade comenzó a prisionarlo cada vez más a su cuerpo, como si quisiera fundirse en él mientras que sus traviesas manos comenzaban un lento recorrido desde su cabeza a sus hombros, pasando luego a sus brazos y terminar por colocarlas sobre la espalda del chico, estaba jodidamente feliz al serciorarse de que su Spidey le permitiera hacer ese tipo de cosas sin una queja por delante. Sus labios tenían ese toque de inocencia que andaba buscando y aunque un ligero sabor a metal se hacía presente por las heridas abiertas no se apartó. Nunca lo haría de todos modos.

Luego de un momento Peter fue el primero de crear esos cuando centímetros de diferencia entre ellos dejando aún así que el roce de sus narices debido a lo agitado que habían quedado fuera el único contacto de su rostro en ese momento, una ladina sonrisa se formó en el mercenario y es que las necesidades de seguir probando cada rincón del cuerpo del chico se mantenían en su sangre, sus manos pedían a grito quitarle ese molesto traje para contemplar los mejores ángulos que este podía ofrecerle y Peter se percatara de ello ante la forma en que el mayor le seguía tocando. Aún como pudo colocó su mano sobre los labios adversos haciéndole entender que hasta ahí podía llegar.

– No, Wade... – susurró luego de que su respiración había recuperado.

El mercenario como pudo quitó la mano del chico demostrándole lo animado que había quedado, necesitaba seguir, quería sentirlo una vez más aunque sea en un simple beso.

– No me dejes así, arañita... – pidió Wade colocando esta vez su mano sobre la nuca del menor con el fin de que no se apartará, así fue como ahora él tomó la iniciativa de besar sus labios, imponiendo rápidamente un movimiento con los propios para realizar un beso más intenso en el cual Peter no reaccionó a negarse, correspondió como pudo mientras sus manos se empuñaban sobre las ropas adversas.

El mayor se había nublado ante sus deseos y Peter se había dado cuenta ante la desesperación que había en la manos del mercenario por arrebatarle su traje, su nervio aumento y es que aunque no le desagradaban sus acciones además de la forma en que le tocaba, el hecho de que quisiera ir más allá había causado un nudo en su garganta, al menos él no se encontraba lo suficientemente listo como para dar un paso de esa magnitud.

– Wade, basta... – pidió apartandolo unos cuantos centímetros, los cuales fueron deshechos inmediatamente en cuanto el mayor comenzó a besar con suavidad su cuello. Era relajante, una sensación casi exitante para él haciéndole ladear su cabeza casi por inercia para darle una mayor comodidad. – Wade... Por favor. – pidió esta vez más que nada en un pequeño susurro, su cuerpo se estaba entregando a las constantes acciones que el mercenario le proporcionaba y a esas miles de sensaciones que le hacía sentir, pero su mente seguía activa y había tomado una decisión.

No era el momento al menos para él por lo que sin más lo apartó aunque con el suficiente cuidado como para que entendiera su situación, Wade simplemente le miró y acariciando esta vez lo que podía ver de su rostro aceptando tal petición.

– Definitivamente la mejor recompensa que me han dado. – murmuró con una suave sonrisa mientras se dirigía a uno de los muebles que yacía en tal habitación, entre sus cosas buscó uno de los tantos atuendos que tenía.

– ¿Saldrás? – preguntó Peter bajando su mascara mientras volvía a la cama para que su cuerpo se recuperara, el dolor muscular había vuelto a reinar en él luego de ese fogoso beso.

– Sí, pero arañita sexy se quedará aquí, al menos hasta que yo regrese. – respondió tomando sus cosas, quería darle un poco de privacidad después de lo vivido además de una visita loca a su pequeña no le hacía mal a nadie.

– Si me siento mejor me iré, deben de preguntarse donde estoy. – agregó esta vez Peter observando como el cielo ya se encontraba lo bastante oscuro. Miró su relos y efectivamente se había pasado la hora de su regreso, 3 AM y aun no le avisaba a su tía sobre su paradero.

Podía escuchar como el mercenario parloteaba sin parar mientras seguramente buscaba algunas cosas en la recamara, sentía vergüenza ante lo que había hecho causando que ni la mirada pudiera cruzar con él. Wade realizando su tonto monólogo no se percató de ello y es que al mismo tiempo Peter ya había comenzado a pensar en todos los factores que habían en su contra luego de haber besado al mercenario, Shiklah era su número 1, esa mujer era capaz de hacerlo picadillo en el inframundo si sabía lo que había sucedido, su cuerpo se congeló tan sólo en imaginarselo.

– Ya nos vamos. – comentó el mercenario y con su traje puesto salió de la casa tomando ruta a la dirección en donde se encontraba su pequeña niña. En cuanto llegó observó como su Ellie tan inocente jugaba con una de las tantas figuritas que tenía de los superheroes más conocidos en New York. Un dolor en su pecho se hizo presente al darse cuenta de que ya no pertenecía en la vida de su hija, se quedó unas largas horas desde lejos, dejando uno que otro regalo en la puerta de la casa.

Por otra parte Peter se encontraba pensando en todo lo que había vivido, tocaba sus labios en cuanto la escena que había compartido con Wade volvía a su mente, ese beso definitivamente había causado algo en él y es que con el simple hecho de imaginarlo hacia que su cara se pusiera roja.

Las horas pasaban y se podía observar a un Peter inquieto, su celular sonaba a cada cierto minuto siendo el nombre de su tía el que resaltaba la pantalla, no sabía que mentira decirle está vez, se había escapado de ese tonto baile después de todo y aun no llegaba a casa.

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