SpideyPool

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Los días pasaban y cada vez que era posible Peter se acercaba al lugar en búsqueda de algo que haya dejado le mercenario.

– Wade... – exclamó empuñando sus manos a cada lado, quería verlo, abrazarlo, quería pedirle disculpas por haber ideado un plan tan tonto como ese que lo puso en riesgo. La gente que se encargaba de recoger los escombros se encontraban en el lugar preguntándose reiteradas veces que hacía Spiderman visitando día tras día.

Peter no quería pensar en lo peor, imaginarse a Wade bajo toda esa tonelada de escombros causaba estragos su cabeza. No quería pensar en nada más que sólo encontrarlo.

– Spiderman, Spiderman, aquí – exclamó uno de los oficiales moviendo su mano en lo alto a lo cual Peter rápidamente se acercó. – lo único que hemos encontrado es ésto. – señaló el hombre mostrando una de las katanas que utilizaba el mercenario la cual Peter no dudó en tomarla con ambas manos creando ese nudo y malestar en su pecho.

– Muchas gracias... – murmuró al final Peter llevándose consigo lo único que le estaba quedando.

Lo que no sabía Peter es que los días se harían meses, largos meses de constantes búsqueda que no dieron abasto ya que el rastro del mercenario se había perdido por completo, con ello además la ilusión de volver a verlo.

Los patrullajes ya no eran los mismo, la presencia de Wade le hacía falta causando más de un estrago en su cabeza haciendo que algunas de las  misiones no salieran como esperaba. Más de un ladrón se le había escapado frustrando y alterando las emociones del arácnido. No se encontraba a su cien por ciento pero dejar la ciudad sin su mejor vigilante sería terrible.

Y aunque no se le quitó esa ya costumbre de buscar al mercenario en los que eran terrenos de Kingpin su determinación comenzaba acabarse ¿dejarlo hasta ahí era la mejor opción en esos momentos? ya que al final de todo si Wade hubiera salido de aquel lugar le habría buscado ¿o no? Realmente no tenía clara las ideas, buscaba como si apareciera entre los escombros pidiendo casi a gritos que le abrazar pero a la vez sentía que era un simple sueño.

– Wade... – murmuró Peter apretando la única katana que fue encontrada contra su pecho.

– ¿Sí, arañita?

Y en cuanto esas palabras se hicieron presentes su cuerpo se congeló ¿podía ser cierto? ¿Luego de varios meses Wade había vuelto? No quería darse la vuelta para confirmarlo, podía ser un juego de su mente al recrear su voz y terminaría completamente decepcionado.

Pero una mano sostuvo su hombro lo bastante firme haciendo que las primeras lágrimas aparecieran en el menor, bajó la cabeza y dejando que este le rodeara con sus brazos permaneció en silencio. Era él definitivamente era él, su aroma, cuerpo y fuerza lo delataban además de lo posesivo en que en ese momento lo abrazaba.

– Wade... – volvió a pronunciar esta vez girando con el fin de esconder su rostro en él. – ¿por qué te demoraste tanto? – preguntó abrazándolo con fuerza como si intentara que sus cuerpos se fundieran. – te busqué, no habían días que no viniera a buscarte. – murmuró sintiendo como esta vez el mencenario dejaba lentas caricias sobre su espalda con el fin de que todas esas emociones se calmaran.

– Perdón Peter... Perdón por no haber ido a buscarte antes. – con cuidado se apartó lo suficiente como para observar al enmascarado. Wade no llevaba su traje por lo que a Peter se le facilitó mirar directamente a sus ojos haciendo que el mayor rápidamente se apartara, no quería que le mirara después de todo sabía que no haber ido tras él luego de reaccionar no era lo más concreto.

Peter le miró extrañado y aunque no podía mostrar su rostro preocupado sus manos le delataban ante la manera en que lo sostenía.

– Wade... Sea lo que hayas hecho yo te entenderé... – exclamó subiendo un poco su máscara con el fin de dejar expuesta solamente su boca. – ahora ven por favor. – pidió esta vez prácticamente en un susurro mientras guiaba sus manos al rostro adverso y así juntar sus labios en un tierno beso, un beso de reencuentro que los dos necesitaban luego de varios meses sin verse.