My Sexy Guardian

Extra 1 : Comienzos y cercanía

Había pasado poco más de seis meses en los que abundaron los ramos de flores personalizadas,-si, las de las bellas tarjetas-escapadas improvisadas,como al campo para un picnic, o al lago a probar la pesca, citas de estudio de mercadeo y cifras de la editorial en la biblioteca,donde edward, quien para éste tipo de casos, llevaba lentes de lectura confiriéndole un aspecto serio pero amable y no paraba de remarcar conceptos  con un fibrón rojo, no cesaba  de repetirme que se sentía como en la secundaria nuevamente.

-Si ése fuera el caso, no me habría molestado ser tú alumna-dije, volteando a verlo por sobre mi hombro, desde el estante en el que me encontraba revisando unos libros.
Edward esbozó una característica sonrisa,  propia de cuando estaba avergonzado.
Continuando con almuerzos express, donde salíamos a comer algo rápido. Y por regla de nuestro bienestar mental, pactamos mutuamente que en ése tiempo, no hablaríamos de trabajo. Por supuesto que tocábamos otros temas donde nuestro humor brillaba, sacando nuestros lados más simples y se nos estaba permitido comportarnos tontamente.Luego,  continuábamos con la ardua tarea,y quizás, si todo iba bien según lo planeado, una merecida recompensa, que constaba de cine y cena. Aunque la palabra cena  no era como varios han de imaginar,con velas y ambiente romántico para elevar o potenciar lo que se siente, todo lo contrario, pues nuestras "cenas"consistían en clases de cocina conjunta. Y constaba de elaboración de platillos de cocina internacional. Mientras edward demostraba toda su maestría en ésa área, yo tan sólo me limitaba a observar, asentir-en caso de que haya comprendido- y ayudar, con algunos detalles, que no eran menos importantes.
Como era un grupo reducido, podíamos hacer bromas entre nosotros, todo en un ambiente cargado de energía y ganas de aprender.
Como la de Josh y Annie, una joven pareja que buscaban ser chefs profesionales, mientras annie quería pastelería, Josh en cambio buscaba perfeccionar su máster en cocina. Ambos disfrutaban de probar las citas gastronómicas, que según ellos, reforzaban el lazo de confianza y constancia en la pareja, delegando tareas en base a los fuertes de cada uno.

Edward y yo éramos dos personas en una edad en la que buscábamos ser genuinamente felices.

Una noche lluviosa,salidos del trabajo hacia ya dos horas,sentados en el sofá,  envueltos en una abrigada manta, decidimos retomar lo que alguna vez fue nuestro motivo de felicidad; la relación y tres semanas después , para la segunda y quizás, la más importante decisión: la convivencia.

Hay tres términos en la vida de un adulto-o uno en transición - que logran despojarte de toda racionalidad,aturdiéndote, complicándote-aún más de la cuenta - o dándote el empujón que necesitas,  volviéndote un manojo de nervios:
Compromiso,convivencia y reunión familiar

La idea, sugerida ampliamente por mi hermana y secundada por quien ahora era mi pareja oficialmente, surgió una tarde otoñal, en la reunión familiar por el cumpleaños de Ericka.

-¡Chicos! Pasen, llegaron temprano-dijo en un abrazo efusivo a ambos, pues la invitación contemplaba también a el castaño que me observaba complacido-me vienen de maravilla, me ayudarán con algunas cosillas-rió ericka invitándonos a pasar, moviendo su rojiza melena que movía de un lado a otro, expuesto  en un moño alto negro y un bellísimo vestido de mangas largas, de gasa color marfil con una cinta en la cintura.
Se veía preciosa.

-¡Cielo!¿Puedes darme una mano con esto?-una voz segura y ligeramente dulce surgió de la cocina y los tres nos miramos con duda en los rostros.

-Creí que éramos los únicos aquí, eri-dije alzando una ceja
-Ah, no, es que-- mi hermana no terminó su frase pues fue puesta en evidencia, siendo sorprendida por unos fuertes pero delicados  brazos que pasaban rodeando su cintura, abrazándola con cariño y hundiendo el rostro en su cuello.
El rostro de Ericka pasó de todos los colores posibles, para finalizar en un sonrojo rabioso que le llegaba hasta las orejas.