Darse cuenta antes de que sea demasiado tarde

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(Erick)

Había pasado una de las noches más raras de mi vida.

Después de subir a mi habitación con una chica de la fiesta, no pude excitarme con ella. No tenía ni puñetera idea de lo que me pasaba, pero cuando iba a acostarme con ella, la imagen de Leo vino a mi mente y no pude hacerlo.

Al final la eché de mi habitación y me quedé tumbado en la cama hasta el amanecer.

Durante todo el tiempo en el que no había podido dormir, había llegado a la conclusión de que lo que sentía por Leo era algo extraño. Ya no eran solo las ganas de follármelo, quería que me mirase a mí y no al imbécil de Jackson.

Cuando lo vi en la fiesta con él, le ignoré por completo y me morreé con una tía delante suyo sin saber muy bien el por qué. Incluso la noche anterior le había dicho cosas bastante desagradables, y me arrepentía profundamente de ello.

Me levanté lentamente de la cama y me froté los ojos somnoliento.

La fiesta había acabado bastante tarde y ya no quedaba nadie en la casa. Salí de mi habitación y me quedé parado frente al cuarto de Leo.

¿Qué puedo decirle? —me pregunté.

Por alguna extraña razón no quería que me odiase. Prefería que fuese sarcástico conmigo como hasta ahora, y no que me mirase frío e indiferente.

Di unos suaves golpes a la puerta, y al ver que nadie respondía decidí entrar. La habitación estaba totalmente vacía y la cama perfectamente hecha.

Bajé rápidamente las escaleras y busqué a Leo por toda la casa. Al ver que no se encontraba por ningún lado, fue como si mi corazón se parase de repente.

¿Dónde está? —me pregunté nervioso—. ¿Y si le ha pasado algo?

—Mierda —mascullé.

Cogí el móvil y marqué rápidamente el número de la casa de Sarah. Era su mejor amiga, así que podría saber algo de lo que estaba pasando.

A los pocos segundos alguien descolgó la llamada.

Casa de los Ross. ¿Quién es? —dijo una voz masculina.

—Perdone... verá... soy Erick Sullivan. ¿Me podría pasar a Sarah Ross?

¿Erick? —preguntó la misma voz—. Soy Peter. Hace tan solo unas horas que salí de tu casa. ¿Qué ocurre? ¿Para que buscas a Sarah?

Tragué saliva. ¿Y si ellos tampoco sabían dónde estaba?

—Leo... no está en casa. Me preguntaba si tu hermana podría saber dónde se encuentra —dije lo más tranquilo que pude.

Tras unos segundos en silencio, Peter volvió a hablar.

Pues según una nota que ha dejado mi hermana, Leo y ella volvieron de la fiesta pronto y se quedaron a dormir en mi casa —me relajé al saber que había estado toda la noche en casa de la pelirroja y se encontraba bien—. Aunque parece que ahora se han ido al centro comercial o algo así —finalizó.

Colors of the Soul ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora