Violeta

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(Leo)

La visión de dos personas encima de mi cama me desconcertó.

Entré en habitación sin decir nada, cogí mi portátil de encima del escritorio, y volví a salir cerrando la puerta sin volver a mirar aquella extraña escena.

Tras cerrarla, me quedé parado frente a la habitación.

¿Qué narices ha sido eso? —me pregunté.

Debía de estar muy borracho para haber visto a Peter desnudo con otro chico en mi cama.

—Solo ha sido una alucinación —dije pensando en alto, intentando autoconvencerme, y después reí nervioso.

Antes de poder largarme de ahí con mis alucinaciones de borracho, la puerta volvió a abrirse y un Peter en calzoncillos ocupó todo mi ángulo de visión.

—Leo... yo... cómo decírtelo... —comenzó a hablar nervioso el pelirrojo.

Yo solo podía mirarlo fijamente hasta que vi como Mickel se asomaba por detrás de Peter.

Por lo menos él se ha dignado a ponerse los pantalones —fue lo que pensé.

En ese momento recordé la conversación que habíamos tenido mi amigo y yo hace unos días y no pude evitar preguntar.

—¿Es Mickel el chico del que estabas enamorado?

Los dos me miraron sorprendidos por la pregunta.

—Sí, así es —contestó al fin el pelirrojo.

Le miré a los ojos y pude ver en ellos que no mentía.

—¿Y tú le quieres a él? —le pregunté ahora al chico de pelo puntiagudo.

Volvió a sorprenderse por mi pregunta y agachó la cabeza avergonzado.

—S-sí. Le quiero —contestó levantando la cabeza de nuevo.

Miré ahora a los suyos y observé que decía también la verdad.

Me llevé una mano a la cara y me froté los ojos. Había demasiada información que procesar en esos momentos. Volví a mirar a los dos, que estaban totalmente tensos esperando mi respuesta, y suspiré.

—De acuerdo —dije al fin—. Solo tres cosas —tanto Peter como Mickel parecieron relajarse un poco—. La primera es que más te vale quererle mucho —le dije a Mickel—. La segunda es que a ti más te vale quererle aún más —le anuncié ahora a Peter—. Y la tercera... más os vale a los dos cambiarme las sábanas cuando hayáis terminado.

Les sonreí al ver su cara de incredulidad, y me despedí de ellos con la mano sin volver a decirles nada.

Colors of the Soul ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora