Capitulo dos

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Seth

El día llego, me encontraba en unos de los cuartos de invitados de la enorme casa de los Copper, me mire en el espejo mientras me acomodaba la corbata de mi traje y pensé en la vez que estaba vestido exactamente igual, hace tres años, excepto que esa vez si me iba a casar por amor. Pero nunca me imagine que en el cuarto posterior en el que el estaba aquella vez, se encontraba la mujer que solo ame en mi vida con otro hombre, con mi hermano. Cuando los encontré, yo iba a decirle cuanto la amaba, pero cuando abrí la puerta esa fue mi sorpresa, la única mujer a la que ame en mi vida con mi hermano, teniendo relaciones sexuales. Nunca pude sacar esa imagen de mi mente.

Cerré los ojos con fuerza y me concentré en el presente, voy a casarme con una mujer a la que no conozco, Connie es una chica bonita, pero no tanto como Helen, a ella la veía como una niña y eso aparentaba, mientras que Helen me complacía en todos los aspectos como una mujer y aunque ya no la amo, aun la tengo presente en mis recuerdos.

Salí del cuarto y me dirigí al jardín en donde me esperaban una mínima cantidad de gente.

Hacia esto porque lo necesitaba, si me casaba con ella, mi empresa seria mas reconocida en el país, y eso era lo que necesitaba en este momento. La gente me miraba y hablaban de mi. Localice a Francisco y me acerque a él.

- Llego el momento Duncan - me dijo serio - pero te voy a advertí una cosa, sé que eres un hombre bueno, pero si me enteró de que lastimas a mi niña, te juro, que te las veras conmigo.

- No voy a lastimarla Francisco, aparte tu fuiste quien me ofreció casarme con ella.

- Lo hago por razones que tu ya sabes.

- Creo que deberías decírselo.

- Yo decido cuando decírselo - dijo entre dientes - No te metas en esto Seth.

Los minutos pasaron y llego el momento camine hasta donde el sacerdote me esperaba, me afloje el nudo de la garganta, no puedo creer lo que estoy a punto de hacer, la peor locura de mi vida. La típica música de boda empezó a sonar y por una extraña razón imagine que seria Helen la que aparecería con un largo y hermoso vestido blanco, en cambio Connie era la que caminaba hacia mi con su padre tomándola del brazo. El vestido le quedaba perfecto, encajaba perfectamente con su pequeño cuerpo, pero aun así no sentí ni una pizca de emoción. La cara de ella reflejaba desilusión y tristeza, cuando llego a mi lado ni siquiera me miro a los ojos. Los dos escuchamos atentos al sacerdote mientras citaba las palabras de dios y cuando llego el turno de hablar me tuve que aclarar la garganta.

- Yo Seth Duncan te tomo a ti Constanza Copper como mi esposa...

Y seguí diciendo todo lo que Francisco me escribió en un pequeño papel esa mañana.

- Yo Constanza Copper te tomo a ti - su voz temblaba al igual que sus manos - Seth Duncan como mi esposo...

Connie

Escribí mis votos esa misma mañana e imagine que sería una boda en donde estaría el hombre que me amaba, escribí una gran cantidad de palabras, pero cuando volví a la realidad todo se volvió gris otra ves.

Cuando el sacerdote dijo las palabras que tanto me habían atormentado durante toda la ceremonia cerré los ojos con fuerza, no quería que Seth me besara y cuando el solo me dio un beso en la mejilla suspire aliviada.

- ¡Felicidades hermana! - se acerco Marce y aunque ella sabia que todo eso yo no lo deseaba, trate de parecer feliz.

- Gracias.

- Sonríe un poco Connie, no querrás que papa se vuelva a poner mal.

- Claro que no quiero que se ponga mal otra vez, pero esto... No lo quiero Marce, quiero ser como tu, tener a un hombre como Leo, que me ame como él te ama a ti. Pero no, papá decidió que el podía escogerme a mi esposo. - Traté de que nadie escuchara mientras hablábamos.

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