Fragmento 11

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Narra Demon

Me encontraba con Alex en su habitación maldiciendo mentalmente el hecho de que tuviera que vivir ahí temporalmente contra mi voluntad. Alex no me dejo volver a mi casa. Suspire pesadamente, ese lugar no me agradaba demasiado.

Me hacía sentirme fuera de lugar, como cuando alguien hacia un buen dibujo y los ojos los hacia chuecos. Así de simple. Mi mejor amigo salió de la ducha con una toalla enrollada en la cintura y otra sobre su cabello

— ¿Disfrutaste tu baño?—refunfuñe.

—Sí, mucho. Gracias por preguntar gato gruñón— dijo mientras se sentaba en la silla del su tocador improvisado.

—No soy un gato gruñón—estampe mi cara en el colchón con esa frase.

—Pues últimamente tu humor esta del carajo—suspiro moviendo ese trozo de pared que le dejaba la libertad de ver un espejo.

Verán, mi mejor amigo escondía de sus católicos padres el que le gustaba travestirse. Así que yo le había ayudado a mover un pedazo de su pared; fue fácil, estábamos hablando de que algunas partes eran de tabla roca mientras otras de concreto puro, y el resultado era aceptable para que pudiera tratarse como quería hacerlo.

—No molestes, yo siempre ando así—me encogí de hombros y lo mire aplicarse cremas— ¿Vamos a salir?

—Voy a salir—dijo sin más mientras ahora secaba su cabello con la secadora.

— ¿A dónde vas?—me extrañaba su comentario.

—Voy a salir con Leonel.

— ¡¿Qué?!—me senté en la cama de inmediato. Hasta creí que seguro bromeaba y se estaría riendo, pero no.

—Que voy a salir con Leonel.

— ¿Por qué? ¿Te molesto de nuevo? ¿Quieres que lo golpee?—ese tipo no me caía bien desde siempre. Molestaba y hostigaba a Alex.

—No Demon, yo acepte ir con él.

Me sentía en un raro agujero negro que me empezaba a rodear. ¿Acepto salir con el después de negarse por tanto tiempo? Sonaba como la mayor locura del universo. Debía haber una explicación lógica a todo esto. O tal vez estaba soñando y era una cruel pesadilla. Lo peor fue cuando le vi sacar su kit de maquillaje.

—Oh no, dime que no lo sabe.

— ¿Eso importa?

— ¡Claro que importa!—me bajé de un brinco y lo gire en la silla— ¡Somos amigos!

— ¿Enserio somos amigos?—su mirada me saco de onda, parecía como si le hubiera hecho algo horrible sin saberlo.

—Claro que si Alex, por eso ese...si ese te está haciendo algo...yo...—mis manos reflejaban cierto temblor. Mi mejor amigo era todo lo que me quedaba.

—Demon...—suspiró—Te lo voy a decir una vez más... ¿alguna vez me haz mentido?

—Yo...—sus ojos miel me atravesaban con facilidad—No, nunca lo he hecho.

—Oh, ya veo...—regreso a estar frente al espejo y empezó a aplicarse eso que conocía como base o algo así.

—No tienes que ir—quería abrazarlo, pero por alguna razón mis pies no se movían. Parecía tan lejano.

—Si tengo que ir...—la agilidad con la que se maquillaba siempre me parecía increíble—¿Sabes por qué?—se levantó para ir al armario a sacar una de sus pelucas y un vestido que le di en un cumpleaños—Porque mi supuesto mejor amigo no se tomó la molestia de decirme que conseguía dinero acostándose con el hijo del director.

Ahí todo tomo sentido para mí. Las miradas del castaño, la manera insistente en que me repetía si le estaba mintiendo. Alex sabía que yo...que yo me prostituía por dinero. El chico tierno y dulce que se acercó a alguien como yo...ahora sabía lo peor de mí.

— ¡También me lo vas a negar!—grito sacándome de mi ensimismamiento y me empezó a lanzar sus sombreros, sus bolsos, de todo lo que tenía escondido en su habitación— ¡Eres un imbécil Demon! Tengo dinero, mucho dinero—miré su rostro, las lágrimas empezaban a aparecer en esos ojos delineados— ¿¡Porque, porque, porque!? ¡JODER DEMON! No sabes...—la lluvia de cosas dejo de atacarme y se dejó caer de rodillas, cubriendo su rostro con sus manos—lo mucho que esto me lastimo—su voz se volvió un susurro lastimero.

—Yo...—no tenía excusa. Solo mi orgullo no me dejo pedirle ayuda. Me acerque a la puerta y tomé mi chaqueta.

—Si sales por esa puerta...tú...—me detuve justo cuando iba a girar el pomo—ya no seremos amigos Demon—mordí mi labio inferior.

—Perdóname Alex...—abrí la puerta y salí.

Mi mejor amigo por años. El único que no me alejaba, al contrario, siempre se acercó a mí. Aunque se burlaran de él. Aunque también lo molestaran o lo repudiaran. Yo sabía que tarde o temprano lo lastimaría...pero muy en el fondo, otra parte de mí se había roto.

¿Qué podía esperar de mí?

Siempre decepcionaba a todos, primero a Ángel, luego a Alex...Debía mantenerme alejado de ese peliblanco.

Por su bien.

Y por mi propio bien.

***

Aquí tienen un nuevo fragmento de esta historia. Tarde o temprano dicen que todo se acaba derramando cuando se guarda por mucho tiempo.

¿Creen que estuvo bien o mal?

Hasta la próxima :3

ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora