Capítulo 2x21: Un viaje de diez mil kilómetros empieza por un solo paso.

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Capítulo 2x21: Un viaje de diez mil kilómetros empieza por un solo paso.

 “Cuando menos lo esperamos, la vida nos coloca delante un desafío que pone a prueba nuestro coraje y nuestra voluntad de cambio.” Paulo Coelho.

El reloj marcaban las doce del medio día, por la ventana veía el cielo grisáceo a causa de unas finas nubes que cubrían toda la ciudad ocultando al sol, lo que hacía que mi intención de levantarme de la cama, se pospusiera aún más.

Sabía que aquel beso iba a acabar pasándome factura, tanto que mis sueños han estado plagados de huidas, persecuciones y besos. Siempre acababa huyendo, perseguida por un adorable Marcos, el cual siempre acababa alcanzándome y besándome hasta que entonces era él el que huía y yo quien perseguía.

Me sentía rota de nuevo, sin apenas poder pensar en otra cosa que no fuera él y su beso. En parte me arrepentía de haberle propuesto lo de ser amigos, pero sabía que probablemente me sintiera así por el dolor que sentía de haberle vuelto a perder. ¿Cómo podía seguir generando ese efecto en mí? ¿cómo era posible que mi felicidad pareciera depender de un hombre? ¿acaso no era capaz de ser autosuficiente en estas cosas?

De repente la puerta sonó con tres golpes secos pero fuertes. Mi primera reacción fue meterme debajo de la almohada para intentar seguir aislada del mundo entero. Pero a contrario de que eso pasara, los tres golpes volvieron a sonar en la puerta

- ¡Olvídame Gerard! – dije bien alto para que me oyera.

Hoy no estaba para audiciones, reformas o posibles beneficiarios para la escuela, hoy solo quería hundirme en la cama hasta que me doliese tanto el cuerpo, que me viese obligada a levantarme.

Pero los golpes volvieron a sonar seguidos de un:

- VOY A ENTRAR.

Era la voz de Jake y en cuanto terminó de decirlo, abrió la puerta de mi habitación y entró sin importarle que no estuviera presentable.

- ¿Pero qué…? – empecé a decir de forma indignada. - ¿qué demonios haces aquí, Jake? No habíamos quedado.

- Anne, he venido hasta esta ciudad, entre otras cosas, para verte. Al menos yo pienso cumplir mi propósito.

Vale, lo reconozco, no soy la mejor de las amigas, pero ahora mismo ni siquiera me aguanto ni yo, ¿cómo voy a aguantar a los demás?

Me senté en la cama, cubriéndome el cuerpo con la sabana, ya que aunque llevaba puesto el pijama, este tan solo consistía en una camiseta enorme.

- Tú mismo, pero no pienso ser amable. – dije cruzándome de brazos como una niña pequeña.

- Con que te levantes y te duches, es más que suficiente. – dijo burlándose. – Bueno, me conformaría con que te peinaras, estás horrible.

Le lancé un cojín que le dio en toda la cara y este me lo devolvió de forma más delicada.

- ¡Vamos Anne! – dijo ahora con un suspiro. – Hemos quedado en una hora en el centro y no quiero llegar tarde.

Un atisbo de responsabilidad se posó en sus ojos, fue como algo que no pertenecía a él. Sabía de alguna manera que su trabajo, como hijo heredero de la empresa Infinity, era bueno en lo que hacía y que seguramente eso le obligara a ser responsable en algunos momentos, pero eso no significaba que yo le hubiese visto en esa faceta y ahora parecía estar dándome una demostración.

- No recuerdo haber quedado con nadie. – dije entrecerrando los ojos a modo de sospecha.

- No lo has hecho, lo he hecho yo. Pero necesito que me ayudes. – me dijo con aires misteriosos.

En Busca de la FelicidadWhere stories live. Discover now