Capítulo 2x12: Juegos peligrosos.

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Capítulo 2x12: Juegos peligrosos.

“Si podemos formularnos la pregunta: ¿soy o no responsable de mis actos?, significa que sí lo somos” – Fiódor Mijáilovich Dostoievski

Las normas eran sencillas, aunque al parecer, había cosas que se habían inventado para hacer el juego más interesante, es decir, “La botella 2.0”.

Para jugar tan solo se necesitaba una botella, un dado de seis caras y asignar seis pruebas a cada número del dado. Primero se lanza el dado para decidir la prueba que se ha de pasar, luego se hace girar la botella dos veces en el centro del circulo que formamos con nuestros cuerpos. La botella es la encargada de señalar a las dos personas que realizaran dicha prueba.

Sinceramente, no me gustaba el juego, sentía que, de alguna manera, iba dirigido a mí y a mi triangulo amoroso, como si esperaran que fuera a pasar algo si la botella decidía que Marcos y yo teníamos que hacer alguna de las pruebas.

Dichas pruebas eran las siguientes: Sí salía el número uno, la pareja tan solo tenía que abrazarse. Si salía el dos, la pareja tenía que darse un beso en los labios, nada de lengua ni de manoseos. Si salía el tres, el beso pasaba a mayores, es decir, lengua y manos a elección de los elegidos. El número cuatro era una prueba de beber, bueno, más bien una competición de ver quien se acaba primero un vaso lleno de cerveza. El cinco volvía a ser una competición de beber, solo que ahora en lugar de cerveza, eran chupitos de whisky. Y el seis volvía a lo picante, la pareja se encerraba en un armario durante quince minutos con la norma de que pase lo que pase en el armario, nunca se podrá decir en el exterior.

No teníamos grandes armarios cerca, por lo que Nuria propuso la alacena, el lugar donde guardaban las conservas en la cocina.

- Es suficiente para dos personas, pero no lo suficientemente grande como para que estén separadas. ¡Es perfecto! – dijo cuando recomendó el lugar.

Las normas eran que no podías decir que no, en el caso de hacerlo, el grupo podría ponerte una prueba que seguro no nos iba a gustar a ninguno. También, otra de las normas que había, es quien perdía en las competiciones de alcohol, era el próximo candidato para la siguiente prueba, es decir, que en la siguiente tirada, la botella solo giraría una vez.

- ¿Lo tenéis todo claro? – dijo Suss entusiasmada.

No entendía el entusiasmo, pues para mí tan solo era un juego que me iba a causar más problemas que cualquier otra cosa. ¿Y si me tocaba besarme con Marcos delante de todo el mundo? Todos mis esfuerzos de estos dos días por no besarle, sería inútil ante este juego. Y encima tendría que hacerlo delante de Sam, lo que implicaría hacerle daño y que el enfado que parecía tener, se incrementara por mil.

Nos sentamos en el suelo formando un círculo todo lo perfecto posible. Sam colocó una botella vacía de vino con el cuello apuntado para mí, como si fuese una premisa de lo que me iba a pasar a partir de ahora. También colocaron unos vasos de chupitos, una botella de whisky, un par de vasos de tubo y un litro de cerveza, sobre una bandeja cerca de Marcos, el cual estaba sentado justo enfrente de mí.

- Aquí tengo el dado. – dijo Jake apareciendo por las escaleras que daban al sótano.

- Pues ya lo tenemos todo. ¡A jugar! – volvió a entusiasmarse Suss.

Jake lanzó el dado y salió el número dos, lo que pareció relajar mis hombros, un beso en los labios, sin lengua, sin apenas contacto, era capaz de dárselo a todo el mundo sin que pareciera nada raro.

La botella empezó a girar y la primera pareja candidata fueron Katty y James, los cuales se besaron sin problemas. El siguiente número que salió fue el cuatro, y las parejas fueron Suss y Nuria, las cuales llevaron la competición de acabarse la cerveza a límites extremos, llegando a empatar, lo que decidimos que se tomaba como si ambas hubiesen ganado.

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