Capítulo 2x02: El cortejo de los pingüinos.

34.7K 677 35
                                    

Capítulo 2x02: El cortejo de los pingüinos.

El pingüino emperador macho elige a una pareja con la que juntarse en la época de apareamiento. Una vez encuentra a la que él considera la idónea, procede al cortejo necesario para que dicho pingüino hembra caiga en sus redes.

Pasado un año, cuando vuelve la época de apareamiento, el pingüino macho vuelve a la búsqueda de su hembra, y no de cualquier hembra, sino de la misma del año anterior. Y a pesar de que ya se conocen, eso no le exime de un buen cortejo para volverla conquistar.

A veces el ser humano se parece demasiado al mundo animal, busca y busca a su alma gemela, y siempre acaba cayendo en las mismas redes que ya probó una vez.

A pesar de que hacía dos semanas que Sam y yo nos habíamos enrollado en mi casa, lo recordaba como si fuera ayer. Apenas fueron unos besos y unos abrazos, pero era la mejor que me había pasado desde que me fui de su casa.

Nos habíamos vuelto a ver, pero siempre en casa y solo un rato. Y lo peor de todo, aún no habíamos pasado de los besos, o como se dice por aquí, no había pasado de la primera base. Él decía que le importaba demasiado como para ir deprisa, quería conquistarme como es debido antes de formalizar la situación. Y eso, parecía hacerle gracia a Jake.

Él tampoco sabía nada de lo nuestro, pero hoy era lunes y era mi noche libre del bar. Sam había cogido entradas para una obra y me había pedido una cita formal, así que, dado que todo era formal y que Jake era, lo que se podía decir, mi mejor amigo, subí toda arreglada a contarle mis planes y todas las novedades con respecto a tema Sam.

- ¿Me quieres decir qué lleváis dos semanas de besos y que aún no ha habido nada de nada? – dijo haciendo algún que otro gesto obsceno.

- No te lo cuento para que te burles, solo creí que debías saberlo. – le dije fingiendo un enfado.

La verdad es que a mi también me resultaba algo gracioso. Los dos ya éramos mayorcitos para estos juegos, y sobretodo, mi cuerpo pedía fiesta y sus besos puntuales y sus caricias en puntos estratégicos, no hacían nada bueno a la fiesta de mi cuerpo.

- Dime la verdad, deseas quitarle la ropa a mordiscos, ¿a qué sí? – su mirada era traviesa y juguetona, pero mi contestación no se quedó muy atrás.

- Lo haría hasta con ropa.

- Mi pobre niña, - dijo levantándose del sofá y dándome un fuerte y teatral abrazo. – cachonda como una mona y con un novio usando el cortejo del pingüino. Sois todo un zoo.

- ¡Eres un bestia! – le recriminé antes de que se me escapara la risa.

No pude parar de reírme durante minutos. Acabé tumbada en el sofá y sujetándome el estomago. Sus ocurrencias siempre acababan igual, con los dos destornillándonos de risa y sin ser capaces de parar. Cada vez que le miraba, la frase volvía a mi cabeza. Así que estuvimos un buen rato así, hasta que el dolor de tripa se hacía algo insoportable o te entraban ganas de ir al baño, que solía ser mi caso.

- Ahora hablemos en serio, Anne. ¿Estás segura que esto es lo que quieres? – dijo con su mirada de “esto es importante”. – Ya has pasado por esto y te recuerdo que la última vez no terminó muy bien.

- Antes no sabía lo que quería. Marcos era tan bueno como Sam, - sentí un pequeño hormigueo al oír su nombre en voz alta. – pero ahora él no está. – no quise volver a decir su nombre.

- Pero pongamos un caso, - dijo ahora con su mirada malvada. – supón que todo va sobre ruedas con Sam, que empezáis a salir en serio e incluso consigues apagar ese fuego de tu cuerpo.

En Busca de la FelicidadWhere stories live. Discover now