Capítulo 2x07: La rubia de bote con cerebro de serrín.

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Capítulo 2x07: La rubia de bote con cerebro de serrín. 

Muchos terapeutas recomiendan que en caso de estrés, situación personal delicada o simplemente frustración de la vida, es muy bueno hacer un cambio de visión, un cambio de escenario.

Un viaje, perecía una buena idea para que algo así pasara. Pero claro, ¿qué puede pasar si te llevas todo ese estrés al viaje? Pues nada bueno, eso desde luego…

Íbamos en el coche de Jake, uno de sus muchos coches, en concreto en un 4x4 preparado para pasar por cualquier camino. En realidad el coche era excesivo, pues había visto por Internet que, tras la carretera de montaña, había un camino a medio pavimentar que llegaba a la lujosa casa. Y realmente, Internet no hacía justicia a esta maravilla que parecía salir de la propia naturaleza.

Llegamos tras menos de dos horas de escasa conversación y alguna que otra situación incómoda, pues la amiga que Jake había traído al viaje, era muchas cosas menos puritana y prudente. Vamos, que era una golfa de mucho cuidado… tanto, que Sam y yo tuvimos que empezar a entretenernos en otras cosas para no prestar atención a la pareja que estaba delante de nosotros, como ver el paisaje o jugar con el teléfono móvil de Sam. Pero entre sus muchísimas cualidades, la inteligencia y la razón no estaban entre ellas…

- Anne, - dijo una vez la “amiga” de Jake con una voz aguda y estridente. – Jake me ha dicho que tocas un instrumento.

- Sí, el piano.

- ¡Guay! - ¿guay? ¿En serio? – Yyyy... ¿para qué tocas el piano?

Sam intentó disimular su risa con tos, pero yo no fui tan hábil y se me escapó una carcajada. Al menos, aunque debajo de esa cabeza rubia de bote no hubiese nada más que serrín, íbamos a reírnos mucho a su costa.  

- Te contaré un secreto, pero no lo divulgues ¡¡eh!! – dije acercándome a su oído y poniendo voz de misterio, ella parecía emocionada. – Es muy útil para ligar a hombres ricos con 4x4.

Ahora, tanto Sam como Jake, no pudieron evitar reírse a pierna suelta. A ella no pareció hacerle mucha gracia y me lanzó una mirada de lagarta, de esas que parecían asesinar con la mirada si te fijabas en su chico.

Nunca me habían gustado las mujeres como ella, unas caza-fortunas que tan solo están ahí para sacar tajada del ricachón de turno. Pero he de reconocer, que Katty, que así se llamaba la rubia de bote, me daba mucha lástima. Jake no era el típico rico que se deja encandilar por jovencitas de pechos operados, él era más bien de los que usaban esos pechos y buscaba unos nuevos.

No hubo mucha más conversación desde aquello y el viaje se hizo bastante largo. Sam jugueteaba con mi mano mientras me lanzaba furtivas miradas, como si estuviese esperando a que saltara por algo.

Pero al fin llegamos a una gran casa de madera, la cual tenía un enorme porche en la entrada, varias terrazas en la planta de arriba, un salón comedor que de pared tenía una cristalera para que te sintieras estar fuera, más cuartos de baño que habitaciones y eso que había ocho dormitorios y un desván habilitado para dormir.

- Mi habitación es la del desván. – dijo Jake guiando a su chica hacia las escaleras. – Os recomiendo que os pilléis la primera habitación, es la más grande, tiene un jacuzzi en el baño y un balcón donde poder salir por las mañanas para respirar aire puro. - ¿un jacuzzi? Iban a ser unas vacaciones maravillosas.

- Con todo eso, es probable que no me volváis a ver hasta el martes. – dije mientras subía las escaleras corriendo para ver esa habitación.

La habitación era todo lo que había dicho Jake, incluido que tenía una enorme cama de dosel con palos de madera a la cual me tiré de culo y estiré todo lo que pude mis brazos para ver si tocaba los extremos, pero estaba muy lejos de tal cosa.

En Busca de la FelicidadWhere stories live. Discover now