ain't love - ❝ milo manheim ❞ [TERMINADA]

twenty-one

Luego de toda mi conversación de que mis celos eran malos, pasamos todo el día juntos me fue a dejar a casa, para luego el irse. Tenía que acompañar a Camryn a un estudio nuevo así que solamente me dejo afuera de mi casa y luego se fue, algo me llamo la atención. Mi madre estaba empezando a guardar las cosas y empacar algunas y quedaban cinco meses aún antes de la mudanza.

—¿Y esto? —Pregunté.

—Oh, no te avisé. —Comentó y sabia que era algo malo. —Nos mudaremos en tres meses.

—¿Qué? ¡Mamá, no le dicho a Milo! —Grité alterada.

—Deberás decirle ahora o en unos meses más.

Mi cabeza iba a explotar literalmente, no podía decirle ahora a Milo, no estaba del todo lista como para decirle que me iba en unos tres meses más. Me sentía del asco, tenía unas ganas horribles de vomitar pero esto era lo mejor para todos, tanto como para mi madre.

Me fui a estirar un rato mientras que miraba las fechas y realmente era algo muy difícil, demasiado delicado para mi. Pero al parecer mi madre solamente buscaba en apresurar la mudanza e irnos lo demasiado rápido de acá y yo sabía el por que, mi madre ya no quería saber nada de mi padre y la única manera de hacerlo era alejarse de él y todo lo se parezca a él, últimamente ya no tenemos fotografías en la casa por que en la mayoría aparece él.

Mi madre solo logra hacerme un gran daño y últimamente piensa sólo en ella, ya que por el mal daño que le hicieron, ella solamente quiere comenzar una vida feliz en otra ciudad.

Me quede mirando varias fotos que tenía en mi habitación junto a Milo, me dolería pensar que en tres meses más él y yo no podremos estar juntos como queríamos. Sin más comencé a empacar algunas cosas, no tantas ya que no quería que Milo sospechara que me iría o algo por estilo.

Baje al salón mi madre preparaba la cena mientras que su computadora estaba abierta con email diciendo que la esperaban con ansias en su nuevo trabajo como editora, y también escrito con su reciente libro al parecer le había ido demasiado bien.

—¿Qué comeremos hoy?

—Tortilla de porotos verdes. —Asentí.

No era mi favorita, pero al menos tenía que comer por que estaba hambrienta saque una fruta para volver a subir a mi habitación, lo primero que hice fue abrir mi laptop y abrir mi Skype y me llego de inmediato una vídeo  llamada de Milo a la cuál respondí de inmediato.

—¡Hola! —Sonreí pero este no parecía contento.

—Dejo viajar por un mes, a Toronto.

—¿Qué? ¿Y por que yo no lo sabía? —Pregunté.

—Mi madre acaba de decírmelo, debe grabar algo allí. ¡Prometo volver pronto!

Mi tristeza se mostraba en mi rostro, realmente no quería que se fuera de mi lado y más si era por un mes o más. Este mes sería horrible sin Milo y me quedaría exactamente dos meses para poder pasarlos a su lado y eso me dolía de una manera que sólo podía apoyarlo en todo.

Luego de hablar por un rato mi madre me grito para que bajará a comer, me despedí de Milo. Baje algo desanimada a la cocina mientras que mi madre servia comida para ambas, al sentarse a la mesa me quedo mirando.

—¿Y esa cara?

—Milo se irá a Toronto por un mes. —Comenté.

—¡Qué bien! —Dijo mi madre. —Así cuando te vayas de acá, no va a ser tan duro ¿sabes?

—Gracias por ese gran consejo, madre. —Comenté con sarcasmo.

Tome mi plato para ir directo a mi habitación, era la primera vez que me sentía tan enojada con una persona pero es que mi madre no entendía muy lo que pasaba por mi cabeza, ella no pasaba tanto tiempo en casa para ver como Milo y yo nos queríamos, y ahora me estaba quitando lo que más quería y me estaba haciendo feliz.

Ella me estaba alejando de Milo de cierto modo al obligarme a irme con ella o quedarme con mi padre, pero ni loca me quedaría con alguien como Richard y su ridícula familia que se creen la mejor familia por ser perfectos, solamente por que vivían en unos de los barrios más caros y su hija era una de las niñas más inteligentes de su salón.

Al entrar a mi habitación, Milo estaba allí. Me miro mientras me daba una sonrisa, la ventana de mi cuarto una vez más la había dejado abierta, deje el plato con comida en la mesita de mi escritorio para ir a donde él y abrazarlo, mis fosas nasales se impregnaron con su olor que tanto iba a extrañar en un mes y quizás en un año o dos años.

Me dieron unas ganas horribles de llorar por que simplemente no quería que él se fuera de mi lado, menos ahora que lo necesitaba demasiado para poder tener fuerzas para seguir soportando todo lo que estaba ocurriendo, que claramente él no lo sabía.

—Te voy a extrañar mucho. —Comenté.

—Sólo será un mes. —Dijo el castaño. —Luego de ese mes estaremos juntos.

—Sí, estaremos juntos. —Comenté.

Me daba tanto miedo que nuevamente no le comente que yo me iría unos meses después de que el hubiera regresado de su viaje pero tampoco quería atrasar la grabación a Camryn ya que de eso dependía su vida y no quería que por mi culpa Milo se negará a viajar con ella. Y yo no quería eso, quería que Milo se fuera feliz a su viaje con su madre a parte, sabía muy bien que su madre lo iría a necesitar para un extra o algo así.

—Hoy me quedo acá. —Me beso.

—¿Tienes hambre? Mi madre cocino tortilla, ¿quieres?

Milo asintió encantado era uno de sus platillos favoritos así que simplemente baje por un plato más, mi madre ya estaba apunto de ir al estudio tenía que terminar una nueva novela y mientras avanzaba era mejor para ella. Sin más, me dijo que era el momento perfecto para comentarle a Milo que también me iría pero por más tiempo.

Al llegar a la habitación vi a Milo viendo algunas fotos mías con mi padre que estaban en mi cómoda. Le ofrecí la comida para comenzar a decirle.

—Tengo algo para contarte.

—Soy todo oídos.

Era el momento.

( . . . )
Son las las tres de la mañana por dios.