Destinados a estar juntos.

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Pov Colton.

Me levanté del suelo una vez que me aseguré de estar solo.

No iba a entrar a clases, el hecho de solo venir contaba.

Tomé mi mochila y me dirigí hacia los baños.

Mi celular comenzó a vibrar, en la pantalla apareció el nombre de Scott.

Rechacé la llamada, no tenía tiempo para sus mierdas, siempre me llenaba de todas las cosas jodidas que hacia.

Y se que me a salvado el culo muchas veces, pero yo lo había cubierto, salvado, ayudado más veces de las que puedes imaginar.

Limpie mi cara con agua.

Decidí ir a la enfermería.

Abrí la puerta.

- ¿Hola? - preguntó una enfermera nueva, ¿en dónde diablos estaba la de siempre?, odiaba los cambios.

Suspire pero no le tomé mucha importancia, que era jodido que la cambiaran, pero no estaba mal,aún así me hacia sentir incómodo.

- Sólo vengo por alcohol y algodón. - hablé mirándola.

- ¿Planeas curarte tu solo? - preguntó alzando ambas cejas.

Era bastante normal, cabello café, de estatura baja, y como de unos cuarenta años, a lo mucho.

- Sí. - cerré los ojos girando la cabeza.

- Por supuesto que no te curaras solo. - me miró - se supone que es mi trabajo hacerlo.

Sonreí levemente, no se equivocaba. 

- Vale. - la miré.

- De acuerdo, sientate, iré por el alcohol y el algodón. - se dirigió hacia un pequeño cuarto.

Después de unos segundos regresó con ambas cosas en sus manos.

Comenzó a curarme.

- Se que no me incumbe. - me miró rápidamente - pero esto te lo tuvo que hacer alguien que enserio te odia.

Bueno, que no estaba mal que me odiara, después de todo le quité una parte de él, a él, a sus padres y amigos.
Pero es que si no me la llevaba yo me quitarían básicamente la vida, la quería demasiado y era muy egoísta como para dejarla con ellos, de todas formas ella y yo terminaríamos juntos, como esta predicho.

Como estaba predicho para mi y para Camila.

La diferencia es que con Camila no lo pude cumplir, y con Anna sí. 

Pero todo eso ahora no importaba, lo que importaba es que Anna estaba conmigo, y lo estaría por mucho tiempo más, tal vez para toda la eternidad y yo no me quejaría para nada.

- Sí, se que me odia demasiado. - afirme - me sorprendería si no me odiara, le quité algo muy preciado, una parte de el.

- ¿Una chica? - preguntó divertida.

- Sí, una chica. - reí.

- Vaya, creó que el debe aceptar el hecho de que se la quitaste, y que  probablemente ella no regrese con él. - se encogió de hombros - quizás ustedes dos están destinados a estar juntos.

- Sí, lo tiene que aceptar, aún si no lo quiere. - sonreí - se que ella y yo estamos destinados a estar juntos, para siempre y por siempre.

- Eso es genial chico, lucha por su amor. - sonrió.

- No hace falta que luche, porqué ya lo tengo y lo guardaré y cuidaré como lo más importante en este mundo. - afirme - ella siempre será mía.

¿Serás Mía? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora