Capítulo 40

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-Veo que por fin despiertas-sorprendida Adela despierta, ensanchando los ojos a más no poder hacia el frente intentando moverse, pero es imposible al darse cuenta de que está atada a una silla de metal.

-Brahim... ¿Por qué me haces esto? -susurra rompiendo el silencio que se ha producido entre los dos.

-Tierna conejita...me estás irritando, deja esa estúpida pregunta ya que sabes la respuesta-balbucea iracundo, mirando hacia todas partes.

La hazaña que hizo en el hotel logró agotarla, despertó no mucho tiempo después de ese hombre meterla en la camioneta vieja, el camino por el que la llevó no fue muy largo, se detuvieron a unos cinco kilómetros del hotel.

Adela aprieta los labios a su alrededor solo hay hierro, varas metálicas y cosas semejantes arrumbadas en los rincones. De tanto pasear la vista percibe una sombra atrás de Brahim, en la cual se enfocó y la sorpresa acude a ella.

Con un vuelvo en el corazón, aprieta los labios al ver a Derek allí, después de tantos meses sin poderlo ver a pocos pasos de ella ahora se encuentra.

«¿Qué estás haciendo aquí?» en vez de alegrarse, teme por su vida. Si Brahim le hiciera algo a Derek, se culparía el resto de su vida.

-¿Qué te llevo a todo esto? -cuestiona con tal de ganar tiempo para Derek.

-Tus promesas, conejita, tus falsas promesas... odio a los mentirosos, lo sabes muy bien.

-Lo siento, no debí descuidarte.

Brahim deja de moverse, rebuscaba en una caja hasta escucharla hablar, su mirada se dirige al vientre abultado de Adela y ríe a carcajadas.

-¿Lo sientes? No me parece.

Evita temblar, para no revelar el miedo que siente al tenerlo cerca, pero la tarea se está volviendo difícil.

-¿Por qué mataste a esas mujeres que se parecían a mí?

Inclinando la cabeza hacia un lado, Brahim murmura.

-Por qué no podía matarte a ti, conejita.

Vuelve a rebuscar en la misteriosa caja, los sonidos metálicos que hace al rebuscar alientan a Adela quien abre la boca a duras penas.

-¿Qué piensas hacer ahora que me tienes aquí?

-Matarte.

Se le eriza la piel al escucharlo expresarse tan tranquilo que parece ni siquiera agitado por tal declaración, ni siquiera sus ojos demuestran el mínimo remordimiento tras lo dicho.

-¿Por qué lo harías?

-Me has desobedecido ¿Acaso no te dije que te alejaras de otros hombres y que solo estarías conmigo?

-Pero... sí muero no pasará nada bueno para ti.

-Aun así, te mataré y luego con el mismo cuchillo me quitaré la vida, así estaremos juntos para siempre... nadie podrá separarnos.

Saca un puntiagudo cuchillo y voltea hacia Adela.

-Eres más patético de lo que imaginé-la voz de Derek hace eco en el almacén abandonado, Brahim por encima del hombro mira al intruso y tras eso se le ensombrece la mirada.

-Es de traición atacar por la espalda ¿no crees Derek? -sus palabras están llenas de ironía, en cuanto siente la pistola que su adversario le posa en la espalda.

Adela no aparta la mirada de Ambos ellos por su parte no se mueven se muestran como dos leones al acecho.

La mirada de Brahim y su sonrisa malévola le delatan, dándole a entender a la mujer quien es la única que puede verlo de frente que algo bueno no trama, aunque realidad nunca ha hecho nada bueno.

La ruta de escape, no funciona. +21Where stories live. Discover now