Capítulo 28

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—¡¿Ustedes son novios?!, ¿cuándo paso?

El grito del doctor Meléndez frente a ellos dos, hace que Adela se sonroje y voltee a ver como todos le prestan atención.

—No somos novios, algo similar, pero un tanto más fuerte—murmura escondiendo el rostro en el brazo de Derek haciendo que tanto él como el doctor Meléndez rían de su tierna acción.

—Pero no sean así cuenten los detalles para aliviar un poco el estrés del trabajo, también díganme ¿cómo pasaron el Año Nuevo? —recibiendo unos documentos de una de las enfermeras el doctor Meléndez cuestiona.

El recuerdo latente de aquel día hizo que el corazón de Adela lata con fuerza, su rostro se vuelve mucho más colorado, pero la mano de Derek reposada en su espalda la hace recobrar el equilibrio.

—Nos vemos después—se despide Derek de su colega, en tanto, le extiende el brazo a Adela para irse de allí.

—Buenos días, doctor Barker—lo saludan en más de una décima ocasión. Adela estudia el ambiente alrededor de Derek y es que, a pesar de ser una persona introvertida tiene una presencia que hace a los demás sentir tranquilidad.

Esboza una sonrisa llamando la atención de Derek quien repentinamente la abraza al llegar al estacionamiento.

—¿Estás cansado?

Asiente, mientras hunde su cabeza en el cuello de Adela.

—¿Quiere el doctorcito un baño de espumas y un masaje exótico?

—¿Masaje exótico?

—Si, un masaje hecho por una exótica belleza.

—¿Y dónde está la exótica belleza?

Abriendo la boca fingiendo estar ofendida hace que Derek empiece a reír.

—Vamos a comer, hoy invito yo.

—Esto sí que es una sorpresa.

Poniéndose de puntillas le brinda un leve beso que le incita a revolotear el largo cabello de Adela.

Cambiando el rumbo de su viaje, a pies caminan hacia la cafetería al otro lado de la calle. Los lentes de sol, Adela acomoda a pesar de que no hay ni el más mínimo rayo de luz en ese día nublado repleto de nieve.

Entre el grupo de personas que se disponen a cruzar la avenida, Adela mira a su alrededor topándose con un hombre mayor que con una cámara le toma una fotografía de forma descarada.

—¿Adela? —Derek le da un leve tirón a su brazo, en tanto ella sigue con el ceño fruncido viendo al anciano.

—Ese hombre me acaba de tomar una foto.

Sin más que esperar Derek se le acerca. Los que están a su alrededor al eso escuchar se quedan atentos ante lo que pueda suceder.

—¿Se puede saber por qué hizo eso?

—Es una mujer muy bonita.

La risa del anciano hace que Derek alce la vista al cielo tratando de ser razonable, aunque le parecía extraño la forma de cómo ese hombre le tomó una fotografía a Adela.

—Eso es ilegal, borre la foto—se le acerca sin apartarle la vista ni por un segundo antes de demandar—Hágalo ahora.

—De acuerdo, de acuerdo, tomé—entrega la foto, sigue riendo y muestra que ya se deshizo de la fotografía.

Adela entre la multitud, siente una mirada penetrante que la hace voltear la cabeza para asegurarse si lo que vio es real o no.

«¿Fue mi imaginación?» eso considera, cuando la mano de Derek la atrae hacia él.

La ruta de escape, no funciona. +21Where stories live. Discover now