Capítulo 20

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Accede tranquilo, sin perturbación, es más, hasta se podía ver en su rostro ¿una leve sonrisa?

Adela se limpia los ojos asegurándose de no haber visto mal, siendo la segunda vez que lo ve, este se mantiene ahora con una expresión que denota confusión.

—¿Dónde fue el asesinato? —un nuevo policía entra en escena, delante de Adela, dándole la espalda a Evandro, que lejos de ella esposado está.

El hombre de frente estrecha y mandíbula puntiaguda parece tener unos cuarenta y tantos, su cabello azabache tiene unas leves canas, de todos modos, es la cicatriz en su mejilla izquierda la que distrae a Adela.

—Joven espero por su respuesta—disgustado el comandante Caraballo el superior a cargo en ese día, lleva las manos a la espalda.

Le da la dirección, tras un asentimiento del comandante una patrulla se despliega al lugar de los hechos. La dejan sola, tras anunciarle qué hay que buscar otras evidencias y sin nada que reprochar, se encoge en el asiento desviando la mirada de Evandro que no deja de mirarla.

El reloj de pared, las horas cuenta, cambia de posición Adela más de treinta veces notando que han pasado dos horas y no le han dicho nada.

Pero ¿por qué Evandro está tan amistoso frente a los oficiales? Parecía una persona completamente diferente, murmurando cosas que Adela desearía escuchar.

La patrulla regresó, uno de los policías se dirige al comandante Caraballo, hablando entre ellos hacen que Adela se coma las uñas.

—Todo esto es mi culpa.

La atención es atraída a Evandro, quien baja la cabeza, apenado.

—Le dije que no volvería con ella, es por eso que ha hecho este escándalo. Con los Photoshop que existen hoy en día ha hecho esa clase de montaje.

Las miradas se enfocan en Adela que lo niega enseguida.

—¡No, eso es mentira!, ¡mato a un hombre!

—Comandante Caraballo envié hacerle la prueba de alcoholemia, siempre hace esto cuando bebe.

La mueca que hace puede dejar a cualquiera convencido de que todas las palabras que salen de su boca son verdaderas, menos para Adela.

—¡Yo no soy alcohólica!

—Señorita cálmese, debe entender que no se hallaron pruebas de que ayer estuviese presente en la dirección que proporcionó, mucho menos la presencia de un cadáver.

«¿Qué?» su mirada le busca y en tanto el oficial no lo miro, alza el mentón y encarna una ceja.

—Venga por aquí, señorita.

Se levanta confiada, ella no ha bebido ni una gota de alcohol, todo va a salir bien.

•••

—No puede ser...—susurra al escuchar la afirmación.

Le quitan las esposas a Evandro, este se acaricia las muñecas sin dejar de ver a Adela quien se queda perpleja ante la noticia.

Lo que acaba de hacer es muy grave, el señor Evandro podría presentar cargos contra usted por difamación—informa el comandante Caraballo, lanzándole una mirada a Evandro esperando que este lo apruebe.

—Pido disculpas por ella, es una mujer joven. Los jóvenes de ahora no saben las consecuencias de sus actos—se acerca al superior alejándose con él un poco de Adela.

Ella retrocede, negando lo que acontece frente a sus ojos, ¿cómo pudo salir positivo la prueba si ella no bebe alcohol?

Los oficiales vuelven atender sus puestos y el superior encargado en ese turno le da unas palmadas en la espalda a Evandro, quien discreto deja caer un bollo de dinero que el comandante Caraballo pisa con los zapatos.

La ruta de escape, no funciona. +21Où les histoires vivent. Découvrez maintenant