Capítulo 34

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Adela retiene la respiración, Evandro está abriendo los cubículos uno a uno dándoles una fuerte patada.

-¿C...Cariño? -tartamudeando lo llama haciendo que se detenga.

Tan solo queda el cubículo donde Adela está con ese extraño.

El detective Aibar, la levanta susurrando:

-Salga primero.

-No puedo caminar.

Sin tiempo para pensar en alguna estrategia usar, la voz de Evandro retumba en el baño.

-Adelita...

La puerta de entrada se abre y cierra anunciando la salida de ese hombre que hace un momento había sido escandaloso.

-Debo irme, pero antes dígame su relación con el hombre que apareció muerto en su casillero, sé que le daba clases, lo que quiero es alguna otra información que pueda ayudar con la investigación-susurra en el oído de ella.

Adela permanece en silencio, en lo único que podía pensar es en Evandro que debe estar buscándola.

-No tenemos tiempo, responda.

-No tengo por qué responder a sus preguntas, menos en esta situación tan embarazosa-habla entre dientes haciéndolo inclinarse más a ella para distinguir las palabras.

-Por favor responda, hay vidas en juego.

Respirando profundo, Adela se da cuenta que están muy cerca, mirando las grandes ojeras del detective, murmura de mala gana.

-Intentó violarme... pero nunca le desee la muerte si me cree o no, es su problema. Ahora váyase, por su culpa me meteré en problemas.

-Otra cosa.

Adela evita poner los ojos en blanco.

-Sea rápido.

-Ese hombre que la acompaña que es de usted ¿sabe que la están buscando cómo desaparecida?

Inquieta por la presencia de ese hombre todavía a su lado, habla enseguida.

-Es mi cuñado, ahora váyase no responderé nada más ¡váyase por favor!

Memorizando las nuevas informaciones el detective asiente, pudo notar que el asesino es alguien cercano a ella... muy cercano.

La descartó a ella, en cuanto se dio cuenta que no puede caminar, pues le sería difícil (imposible) matar a alguien y meterlo en un casillero, además de que no tendría sentido que matara a mujeres que se parezcan a ella físicamente, por lo visto ella es la musa del asesino.

Cosa que hace al detective Aibar sentirse asqueado.

-Gracias por su cooperación-se da la vuelta y abre la puerta para poder salir.

Adela frunce el ceño y dándose cuenta de que el silencio en ese baño es un poco anormal, jala del cabello al detective impulsándose a caer hacia adelante, mientras lo empuja hacia atrás.

Cae frente al cubículo y dándole una ligera patada a la puerta hace que cierre con el hombre adentro.

Sus ojos se posan en la puerta de entrada y se topa con una mirada gélida tan peligrosa como la de un animal salvaje. Allí con una mano encima de su pistola, Evandro mira la puerta de donde sale Adela sin atreverse a pestañear.

-Evan pensé que me dejaste... -sonriente extiende la mano para que esté la fuera a levantar.

Este se acerca sigiloso, apuntando al cubículo con la pistola en mano.

-¿Qué haces? -presa del pánico, Adela retiene la respiración.

En un segundo todo cambió, Evandro poniéndole el silenciador al arma empuja la puerta.

La ruta de escape, no funciona. +21Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα