Capítulo 9

60 3 0
                                    

-¡Dylan! -le llamó una de las chicas a su espalda.

¡Gracias a Dios!, pensé para mí misma. Esa mirada había durado demasiado tiempo. No Ysolde, no te puedes meter en un berenjenal de ese calibre.

-¡Fírmanos un autógrafo! ¡Por favor! -berreó una de las chicas.

-Claro que sí -dijo Dylan, dándose la vuelta y desviando la mirada.

Solté el aire que se me había atascado dentro y seguí hacia nuestro reservado, pasando de Dylan y de sus acompañantes.

-Anda que ese no te quitaba ojo -me dijo Haley entre risas.

-¿Quién?

-El del traje de chaqueta, el que andaba rodeado de jovenzuelas -dijo pegándole un trago a su bebida.

Puse los ojos en blanco. ¿Mirarme? ¿A mí? Me reí y seguí bebiendo sentada en uno de los confortables sillones azules del reservado.

- ¿Desean algo? -dijo la camarera al entrar al reservado.

-Sí, otro de lo mismo -le dijo Charlie entregándole la copa. La camarera no le quitaba ojo, y es que era normal, Charlie era un pedazo de tío. Guapo, alto y bien formado, pero yo no paraba de pensar en la mirada que había sostenido con Dylan. Terminé mi copa y me paré, a pesar del dolor de pies, esta seguía siendo mi fiesta y quería divertirme.

En ese momento sonaba mi canción, la que estaba en todas las listas y radios. Miré a Haley y supe que ella también quería bailar, salimos del reservado y no había nadie en el pasillo. ¡Bien! Camino libre. Bajemos las escaleras y corrimos hacia la pista.

Cuando llevábamos unos minutos moviéndonos, unos chicos se nos acercaron a bailar con nosotras. A mí la copa ya me había subido y bailaba como si se me fuera la vida en ello, acercándome y coqueteando. ¿Qué cojones? Había esperado demasiado tiempo, necesitaba algo de diversión.

El chico en cuestión era alto y rubio, no era el tipo de chico del que ves fotos suyas anunciando unos calzoncillos de marca. Era un tipo normal, del que piensas que te puedes acabar enamorando con el tiempo, pero no a primera vista. No me malinterpretéis, no juzgo a las personas por su físico, y más cuando yo no era la crême de la crême, me consideraba más bien del montón y mi cuerpo tampoco era un espectáculo. Consideraba desde hacía tiempo que me sobraban un par de kilos -bueno, un par de kilos era ser demasiado bondadosa-, pero no quería acabar acomplejándome, y tampoco quería renunciar al placer de comer chocolate.

El chico que bailaba con Haley era muy atractivo, del tipo que le iba, pero teniendo a Ricardo en el reservado, mantenía las distancias con él y no le dejaba acercarse mucho. Pero yo me lo estaba pasando de miedo, y mi acompañante -Cameron creo que me dijo que se llamaba-, me apartó hasta la barra a por otra bebida -lo que me venía de miedo, ya que estaba sudorosa y sedienta-.

- ¿A qué te dedicas?

-Soy fotógrafa, y estoy a punto de exponer -le dije a Cameron con una gran sonrisa.

- ¿En serio? ¡Felicidades! -me dijo. Tenía una sonrisa muy bonita, y unos hoyuelos le salían en la comisura de la boca que suavizaban sus rasgos.

-Si, y te invito -le dije tras refrescar mi garganta con un sorbo.

Le di mi teléfono y me apunté el suyo. Cameron me caía bien, algún día acabaría por llamarlo, pero esta noche sabía que dormiría sola -¿recuerdas? No soy de ese tipo de chicas-.

- ¿Cómo te lo estás pasando? -me dijo Charlie mientras me acariciaba el brazo. Para mí ese gesto era normal, casi natural, pero Cameron lo percibió erróneamoente y se despidió.

-Vaya -dije a nadie en particular, me apoye en la barra y seguí bebiendo.

-Vaya ¿qué?

-Pues que lo has espantado -le dije a Charlie con una sonrisa.

- ¿Espantarle? Tampoco ha sido para tanto.

-Bueno, no importa. Total, esta noche iba a dormir sola de todas formas -dije resignada.

-No tienes porqué -dijo a mi espalda, hablándome al oído y rozándome la clavícula y haciéndome cosquillas.

Cerré los ojos, las luces me mareaban y el contacto con Charlie me mantenía de pie.

- ¿Te estás presentando voluntario? -dije descaradamente dándome la vuelta con mi copa en la mano.

- ¿Y si te dijera que sí? - ¿Qué? Pues éste no era gay, ay ay ay, que me mira comiéndome enterita.

-Pero tú no eres, no eres...

- ¿Qué? -Dijo con una sonrisa lobuna- ¿Gay?

-Emmmm, si.

-No, no lo soy. No sé porqué todas pensáis lo mismo -dijo apenado.

-Yo, yo no quería...-dije trabándome al hablar por el efecto del alcohol en mi organismo.

- ¡Tranquila! Es broma -dijo tranquilizándome. Pues menos mal, ya pensaba que tenía que pedirle disculpas y que me tragara la tierra-, pero mi propuesta sigue en pie.

- ¿Qué propuesta? -dije levantando la mirada a uno de los reservados de enfrente. Y ahí estaba él, Dylan Hoyt observándome atento. ¿Cuánto tiempo llevaba mirando? ¿Lo habría visto todo? Bueno, no me importa, seguiré con mi vida. ¿Pero porqué no podía dejar de mirarlo?

-La de dormir juntos -me contestó Cameron, a una pregunta que yo ya no recordaba, pues me había perdido en los ojos rasgados de Dylan.

Te puedes quedar [Resubido, sin terminar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora