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Sostener sus propios impulsos lucía complejo. Ver a la pelirroja sentada sobre las piernas de su amigo, con una mano tras su cuello y ladeando la cabeza constantemente para profundizar el beso, o mejor dicho, para terminar de tragárselo, solo lograba despertar los celos de la castaña que observaba disimuladamente con mucha furia. Lucían gozosos frente a ella, mas trataba de aprentar la tranquilidad de la cual carecía. El comportamiento del susodicho le lastimaba, no sentía aquella felicidad al calificarse especial. No era capaz.

Un revoltijo paseó en su estómago, sensaciones amargas al afligirse entre inseguridades. —Quizás fui un juego para él, pensó. Besos y noches de relación a la basura, ilusiones pintadas en el aire que aquel chico no pudo sostener.

Desde hace un tiempo su corazón empezó a jugarle sucio, logrando así impulsar sentimientos singulares hacia su mejor amigo, su confidente y aliado en toda ocasión. La ira consumía sus ojos lentamente, haciendo cada vez más notoria su molestia. Jenkins dejó escapar un suspiro con la única intención de destruir la tensión que la traicionaba, más no dió el resultado esperado.

Con una apariencia frustrada y seria se puso de pie y esbozó un intento de sonrisa a la par que posaba su mirada sobre la pareja.

—Tae. —llamó ganándose la atención de ambos- me tengo que ir, es tarde. —dijo disimulando su desagrado ante la situación, no era capaz de aguantar la incomodidad con la que luchaba, debía irse de ahí si no quería romper en llanto y quedar en ridículo. El joven mostró un rostro confuso, puesto que no había pasado mucho tiempo desde que había llegado. Miró el reloj negro que se encontraba adherido a la pared y frunció leve el ceño al ver la hora.

—Jae , son las 3:00pm.

—Sí, pero... —vaciló— tú sabes como es mi madre —generó una mueca, llevando su comisura labial hacia la derecha.

—Exactamente, tu madre no es tan estricta— rió. Jenkins maldeció internamente al inventar una excusa tan pobre. Se dispuso a responder, más su voz se vio interrumpida por otra voz femenina, lamentablemente justo la que lograba irritarla de tan solo oírla.

—Cariño, déjala. Ella tiene razón, su madre podría regañarle ¿No es así, Jaehwa? —sonrió llena de hipocresía mientras sus ojos reflejaban un odio similar al de quién se dirigía.

La castaña fulminó lentamente a Yashiro, dándole a entender que se callara, que no tenía ganas de oírle y muchas cosas más que simplemente Taehyung no era capaz de percibir.

—Sí, sabes cómo es mi madre cuando se enoja, será mejor que me vaya.

Él tan solo suspiró. —Bien. —cedió rendido—¿Quieres que te lleve?— la chica negó en respuesta.

—Tranquilo, yo puedo ir sola.

La joven aceptaría sin duda ser llevada por el chico del que gustaba, mas la presencia de su novia le arruinaba por completo las ganas de pasar tiempo con él. Los pocos ánimos que le quedaban parecían escasearse de un instante a otro.

—Bien, pero ten cuidado —habló arrastrando un tono de preocupación en sus palabras, lo cual derretía aún más el corazón de la joven que lo observaba con atención.

—Lo tendré, tampoco es que sea tan descuidada  —esbozó una sonrisa amortiguada, con intención de lucir agradable. Jae se acercó hacía el sillón donde su amigo se encontraba sentado y con la intención de despedirse se agachó hasta llegar a la altura de su rostro. Plantó un beso en la mejilla del chico, accidentalmente cerca de sus labios, despertando la furia de la pelirroja que observaba atenta a los dos amigos. Taehyung no mostraba preocupación alguna ante lo ocurrido. Era consciente de que era difícil resistirse a su mejor amiga, tenía suficiente fuerza de voluntad para controlarse.

Toxic Game | TaehyungWhere stories live. Discover now