Capítulo 7

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—Odio el tren. Lo odio con toda el alma. Maldigo a su inventor...—farfullaba mientras el mundo a mi alrededor daba vueltas.

—Pero así habíamos avanzado mucho. Para ser más precisos casi hemos avanzado mitad del camino. Hoy por la noche cogemos otro tren y en una semana estamos en la frontera con el reino Pergrande. Es bastante grande por lo que...

Happy parecía seguir hablando de algo importante, mientras en mi cabeza todo se mezclaba. Había demasiados ruidos para concentrarse. Los colores se mezclaban y la vista se llenaba de puntos negros que se agranda van con cada instante...

—¡Natsu!

Casi salté fuera de mi piel por el susto sintiendo el corazón bombear con fuerza y sintiéndome muy despierto. Observé la cara azul de Happy delante de mis narices.

—No te apagues. Tenemos que llegar a la otra estación de trenes antes del mediodía para comprar billetes y después tenemos que encontrar lugar donde dormir.

Resoplé. Tal como estaba ahora incluso el suelo me valdría para dormir. Aunque en realidad prefería bosques pero con el frío que hacía sería incómodo. La nieve se iba a derretir a mi alrededor y si mal no recordaba esta mañana no tenía cola de sirena.

Aunque en verde de responder a Happy, lo seguí en silencio. Era un extraño sentimiento para mí: impaciencia, también alegría, cansancio... También incertidumbre, no sabía que me iba a encontrar y cómo.

Y estaba la cuestión de que para cuando lleguemos a Grahpan cómo íbamos a encontrar a Lucy.

Suspiré, y una nube de vapor ascendió hasta desaparecer en el cristalino aire frío de la mañana.

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—Te lo digo, a estos fanáticos se les fue la pinza. Oí que el otro día sacrificaron a tres jóvenes para invocar a su señor. Estúpidos.

—Yo oí que se las dieron al dragón. Las mató y después las violó.

La palabra dragón de santiamén atrapó mi atención mientras paraba de comer para concentrarme en los cuchicheos.

—No, estúpidos. Tres jóvenes fueron raptadas como obsequio a su señor. Y si creer a los guardias, el dragón se las llevó a su guarida. No se sabe nada de ellas. Pobres.

—¡Lo que decía yo, vamos! A estos imbéciles hay que pararles los pies. Además oí que fueron ellos los que atacaron Sabertooth y mataron a una maga.

—Oh si, estaba en todas las noticias. ¿Maga celestial?

El latido del corazón se me tropezó antes de que recordara que estaban hablando de Yukio, pero justo cuando estaba a punto de mandar de paseo a aquel grupo de viejos cuando un nuevo comentario, más bajo que los otro me hizo congelar.

—Pero la otra, la que quedó viva parece que será la próxima presa. Un pariente lejano de un amigo del amigo de mi primo lejano está en esa secta. Y dijeron que la magia celestial es especial de alguna manera. Por mi que no sirve de nada...

En ese momento ya era incapaz de estar sentado cual estatua y dejando a Happy dormitando sobre su saco encima de la mesa, me moví hacia la de los chismosos. Agarré una silla de otro lado y me senté al revés mientras los hacia cenizas a todos en mi mente.

—Oi que hablaban de mi amiga, maga celestial. ¿Qué sabéis?

Risas maliciosas viajaron por la mesa mientras los hombres reían.

—No sabemos de qué estás hablando, mejor vete a chuparle el pecho a mamá niñato.

Respiré hondo.

—Los fanáticos de los que habláis, ¿Es esa secta que sigue a Acnologia? Los que atacaron Sabertooth ¿No?—intenté de nuevo, muy paciente.

Otro hombre se inclinó sobre la mesa mientras cruzaba los brazos sobre su robusto torso.

—¿Y si fuera así?¿Qué te importa a ti?

—Que habláis de mi amiga, y de un enemigo—estreché los ojos en su dirección. Él igualmente me fulminó con la mirada cuando sus ojos se abrieron de golpe al reconocerme

— ¡Pero si eres Dragneel, hombre! ¡El chispitas!—rapidamente rompió en carcajadas mientras sus compañeros lo imitaban.

—Si—gruñí entre dientes y parecía que reconocieron al fin la amenaza—Ahora empezad desde el principio, qué exactamente quiere Acnologia y qué tiene que ver con todo ese barro la magia celestial.

Otro hombre, el que parecía que tenía amigo del primo no-se-qué en la secta se rascó la barba con aire pensativo e inseguro—No te recomendaría repetir su nombre con tanta regularidad. Se dice que atrae solo desgracias.—murmuró mientras bajaba el tono gradualmente—La secta comenzó en un pequeño pueblo no se sabe dónde, cuando el dragón con forma humana había bajado al mismo. Nadie sabe que pasó, pero de repente el dragón tenía seguidores que lo idolotraban. Empezaron a hacer misiones destructivas en su nombre, sacrificios insensibles y en fin, cosas espeluznantes. Y el dragón los notó. Incluso tuvieron reuniones aunque eso sí, en círculo privado.

Parpadeé mientras memorizada las palabras para el análisis después. Ahora necesitaba la mayor cantidad posible, porque a lo mejor, me acercaría a la razón por la cual Lucy se marchó. ¿Acaso estaba huyendo?

—¿Y la magia celestial?—pregunté pero ellos solo se encogieron de hombros.

—No se sabe. El dragón les indicó matar a magos celestiales, despues atrapar a los que quedaban... Sinsentido sinseramente pero eso es todo.

Mal. Entonces Lucy ya se convirtió en la presa del pedazo de cabrón de Acnologia. Ahora todo tenía sentido, Lucy seguramente se estaba escondiendo mientras entrenaba. Por eso hablaba de hechizos poderosos. ¿Pero entonces quién era aquel pelirrojo?¿Y por qué no pidió ayuda a nadie del gremio?¿Y de qué se trata aquel poder?

—Gracias.

—Oye, tu amiguita la rubia—empezó el pelirrojo—¿Está viva?

—Eso espero—dije ya marchandome.

—Deberías protegerla, aunque no sé de qué os servirá. Nadie podrá hacele frente a esa bestia.

Eso ya lo veremos-pensé, mientras me acariciaba el brazo vendado.

No Te Rindas [2]Where stories live. Discover now