No Te Rindas [2]

Capítulo 19

El pueblo volvió a la normalidad tras poco más de tres semanas. Todavía se seguían construyendo casas, aprovechando para extender el pueblo. El pueblo era muy autosuficiente, y lo que es más importante-muy unido.

La casa donde permanecimos mientras me recuperaba del agotamiento mágico, pasó a ser mi propiedad.

En serio.

Estaba estirando, porque el contraste entre cuando estaba entrenando, y después el reposo alargado me pasaba factura. Así que aprovechaba los días buenos y bajo la atenta vigilancia de Igneel volvía a la forma lentamente. Hacia frío, pero nosotros encendimos varias fogatas que proporcionaba mucho calor. Natsu también estaba cerca, sentía su mirada físicamente. Él cortaba leña, y a diferencia de mi nadie lo obligó a ponerse dos jerseys, por lo que estaba medio desnudo.

Lo evitaba mirar, concentrada en cada ejercicio. La vergüenza me comía, y realmente no entendía del todo el origen de este sentimiento. Todo este tiempo vivíamos juntos, y ... Nada más. Natsu me vigilaba, era obvia su preocupación por mi. Happy también cambió, me seguía sacando de mis casillas pero sin mucho ánimo. Pasaba mucho tiempo conmigo y me distraía si Natsu comenzaba a comportarse raro. En esas ocasiones Igneel aparecía sin más y lo sacaba de la habitación donde estuviera yo.

Ellos hablaban mucho. Los veía de lejos y parecía que eran conversaciones muy serias. Natsu jamás alzaba la voz aunque algunas cosas de las que le decía Igneel parecían no gustarle. Pero se veía que ambos estaban felices de compartir estas charlas serias. Se parecían demasiado, no en apariencia, era sensación más bien. Yo suponía que era la esencia del dragón de fuego que ellos compartían.

— Lucy concéntrate — me indicó Igneel y  con manos en mis hombros me obligó a estirar más, provocando dolor en los músculos. — Aguanta — el contó, pero no lo escuchaba intentando no exclamar de dolor — Sube lento — con un suspiro de alivio me acosté en la tierra. — Poco más y podrás volver a los entrenamientos locos con los del zodiaco.

Yo resoplé sonriendo.

— Si, como si mis entrenamientos contigo no sean locos.

— No — él se tumbó a mi lado, con las manos bajo la cabeza — Nosotros no entrenamos tanto como inventamos una magia nueva. ¿Sabes que hasta ahora no existió fuego estelar? Lo busqué en la biblioteca por si los derechos de autor no son míos.

— ¿Enserio?

— Ahora si la hay, y en la línea de autor obviamente puse mi nombre.

Reinos ambos. Yo estiré la mano para alcanzar el termo con agua templada. Pero estaba cansada como para sentarme del todo, así que tuve que arreglarmelas para beber estando media acostada.

— Hay tanta magia que jamás creí que podía existir. Yo sabía que la magia estelar nunca fue simple, pero no me imaginaba hasta dónde. Gracias por ello, Lucy.

— ¿Por hacerte espíritu estelar? ¿No te arrepientes? Escuché... Que tuviste problemas — por no decir que Loki literalmente vino para pedirme que influya en Igneel.

— Sigo teniendo problemas, Lucy — dijo con voz grave. Tuve ganas de pedirle disculpas pero no me dió tiempo — Te estoy muy agradecido realmente. Si, con problemas pero es mi segunda vida. Puedo sentir de nuevo, tengo pareja nueva que siendo dragón habría sido imposible. Y veo a mi hijo, el cómo cambió. Os veo a ambos y estoy feliz de poder hacerlo.

Giré la cabeza para observarlo. Él veía el cielo y sus ojos estaban aguados. Su gesto de dolor casi lo pude sentir.

— ¿Tuviste pareja siendo dragón? — pregunté con cuidado. No quería entrometerme si el tema le provocaba dolor.