Capítulo 35

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Al día siguiente, el desayuno estuvo lleno de murmullos curiosos o sobresaltados; en la primera página del profeta había una fotografía después del ataque y un largo y detallado artículo sobre lo sucedido, desde como aparecieron los mortifagos y como los aurores y la Orden no podían con ellos a como apareció un salvador misterioso que en pocos minutos salvó el Callejón sin crear ninguna victima.

En el articulo también se relataba como había llegado a la zona del conflicto y se había ido transformado en un fénix blanco y como una "broma" lo llamaban "El Fénix Blanco"

Harry había leído el artículo igual que el resto de estudiantes y había quedado sorprendido ante la cantidad de detalles que habían conseguido; no recordaba haber visto ningún periodista, pero si se hacía caso al periódico al menos tuvo que haber uno.

Intentando pasar todo lo desapercibido posible, a pesar de saber que tan solo sus amigos sería capaces de relacionar el salvador misterioso y él, desayunó escuchando los murmullos y suposiciones sobre el salvador. Algunos eran francamente extraordinarios; ¿no habían unos cuantos que habían llegado a decir que incluso había sido Merlín reencarnado el que los había salvado?

Por su parte, el joven hufflepuff, aguantaba a todo aquello de la mejor forma que pudo, haciéndose lo más invisible posible. Supuso y estaba en lo cierto, de que en cuanto pasaran unos cuantos días todo eso se iría olvidando y todos volverían a sus actividades normales.

No se equivocó, a los dos días ya prácticamente nadie hablaba de lo sucedido y todo parecía normal. Pero Harry no tenía sus días normales; desde lo del Callejón que no había podido tener un momento tranquilo, había incumplido el precepto principal de los videntes de no intervención.

Aquello le estaba provocando sentimientos encontrados, por una parte se sentía culpable por incumplir la regla principal que todo vidente debía cumplir, pero por otra parte... por otra parte se sentía satisfecho, había impedido que se realizara una matanza y se sentía orgulloso de eso. Sabía que si hubiera realizado la política de no intervención, la masacre del Callejón habría sido inevitable, y lo que era peor, por primera vez, la guerra habría tocado a los estudiantes en Hogwarts con más que el correo negro.

Así fue como pasó el resto de sus vacaciones, batallando interiormente con ambos sentimientos. Lo más seguro es que no hubiera dicho nada sobre lo que sentía si no hubiera sido por sus propios amigos cuando regresaron a la escuela.

-¡Gracias, Gracias!

Athenea no le había dado tiempo ni a saludarlos como era debido en cuanto lo había visto, había saltado encima suyo, abrazándolo y agradeciéndole una y otra vez.

-Athenea... no tienes nada por lo que agradecerme.

-¡Claro que si! Si no hubiera sido por tu intervención mi hermano y yo estaríamos muertos y no lo niegues... Aquellos mortifagos iban a matarnos a todos y lo sabes tan bien como yo.

-¿Y como sabes que era yo?

-¡Por favor, Harry! -Exclamó uno de los gemelos.-¿Cuantas personas hay que se puedan transformar en un fénix y además blanco? Danos algún crédito...

-Y eso sin contar con los poderes que mostró el misterioso salvador del Callejón Diagon. -Dijo el otro gemelo -Justos los mismos que sabemos que posee cierto Hufflepuff amigo nuestro.

-Pero...

-¿Pero que?

-En realidad no debería haberlo hecho. No es que me arrepienta, pero no debería.

-¿Que demonios dices? -Preguntó un atónito Jonathan -¡¿Sabes que sino lo hubiera hecho, los mortifagos habrían masacrado el Callejón?!

-Lo se, por eso digo que no me arrepiento. Pero si obedezco el precepto de los videntes, no debería haberlo hecho. La no intervención son los valores principales.

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