Capítulo 2

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Habla Cari

Me levanté somnolienta a las nueve de la mañana y perdí al menos quince minutos de mi tiempo tratando de despertar a Rocky, quien dormía en la cama supletoria del suelo de mi cuarto. Mamá nos esperaba con el desayuno preparado, de forma que no perdiera mucho tiempo. Aprovechó para darme la típica charla mientras desayunábamos.

—Si hay algún problema, no dudes en llamarme. O llamar a Clare. Dylan tiene ya siete años y los niños son muy revoltosos.

—Recuérdame de nuevo por qué hago esto —resoplé apurando mis cereales.

—Porque Clare es amiga de tu padre, tenía una cosa urgente que hacer hoy…

—… hoy domingo, que quede dicho.

—… y no se fía de ninguno de sus hijos.

Rodé los ojos mientras Rocky reía por lo bajo. Claro, como ella no tenía que hacer de canguro gratis… Además, no sé qué tenía que ver que fuese amiga de papa. Mis padres llevan divorciados como ocho años, y casi ni se hablan. Yo tampoco le veía mucho. Lo único que le agradecemos es que esté pagando la universidad de Jake y luego me la vaya a pagar a mí.

—¿No tenía un hijo de mi edad? —Suspiré, llevando mi taza al fregadero.

—Un año mayor, pero tengo entendido que no es muy responsable. Y Sarah tiene quince años.

—Lo que sea…

Bufé. Vale, el mayor no era responsable. ¿Pero y la de quince años? Ya tenía edad para cuidar de un niño…

Rocky y yo montamos en el coche de mi madre. La dejé primero a ella en casa y se despidió suerte con el día de hoy. La tenía envidia de poder pasar el domingo tirada en la cama. Me dirigí pesarosa a la dirección que mi madre me había dicho.

Era una casa bonita, con un pequeño jardín y las paredes color pastel. El porche amplio tal vez fuese lo que más me gustó. Aparqué el coche y caminé hacia la puerta. Una chica morena de mi edad, Sarah supuse, me abrió la puerta.

—¡Mamá! —Gritó cuando me vio—. ¡Ya llegó la niñera!

Se apartó hacia un lado dejándome espacio para entrar y pasé el umbral de la casa. Dentro olía a ambientador de vainilla.

—Me llamo Cari —me presenté mientras Sarah cerraba la puerta.

—Lo que sea —torció el gesto la chica, desapareciendo por el pasillo.

Me quedé sola en el salón mientras esperaba. Era una habitación amplia y muy bien iluminado, con un sofá que tenía toda la pinta de ser muy cómodo.

—¡Oh! ¡Tú debes ser la hija de Jason! Yo soy Clare, y este pequeño es Dylan.

No les había visto llegar, así que me quedé sorprendida al ver a aquel niño pequeño y rubio, con cara de que iba a darme muchos problemas, cogido de la mano de una mujer igualmente rubia.

—Un placer, señora Moore.

—Te pareces tanto a tu padre… —suspiró ella, como si hiciera falta recordármelo.

Parecerme a mi padre era un horror. ¿De quién había sacado yo el ser baja? Sí señor, de él. Jake, por el contrario, se llevó lo mejor de ambos padres. El pelo rubio y los ojos azules de él, y la altura de mama. A veces le odiaba solo por eso.

—Tengo algo de prisa, pero supongo que puedas arreglártelas bien. Volveré por la noche. Sarah va a salir a comer a casa de una amiga y Luca está durmiendo. No sé cuando despertará. Si tienes algún problema no dudes en llamarme.

Tu + Yo = Imposible ©Where stories live. Discover now