Capítulo 28

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Han pasado 3 días.

72 horas

1.440 minutos

86.400 segundos.

Han pasado tres días enteros pero aun así parece que todos seguimos allí. En ese lugar y en ese preciso momento.

Ninguno duerme.

Ninguno habla.

Nada.

Puede que sea porque eso es exactamente lo que queda de nosotros. Nada.

Apenas puedo soportar la ausencia de Daryl. La cama que compartíamos se siente más vacías que nunca; incluso más que aquellas noches en las que ninguno hablábamos, en las que ni nos mirábamos.

La cama se siente más fría incluso que cuando nos odiábamos.

Hace solo unos meses me fastidiaba encontrarme al frío Daryl pero ahora daría un brazo, una pierna o incluso mi vida por traerlo de vuelta.

Y si alguna vez eso llega a pasar, si alguna vez consigo recuperarle, sé a ciencia cierta que solo será su parte fría y distante la que vuelva.

"Incluso eso sería suficiente" pienso mientras me llevo las rodillas al pecho y abrazo mis piernas.

Cierro los ojos y cuando los abro, por una milésima de segundo o incluso menos, me parece verle asomado a la ventana.

Fumando.

Ligeramente encorvado, apoyando todo su peso en el marco de la ventana.

Veo su pelo y me fijo en lo detalladas que son las alas en su chaleco.

...

Sé que es un dibujo pero Daryl Dixon de verdad las tiene. Son majestuosas, casi tanto como él.

Es una pena que no lo sepa, que no pueda mostrárselas.

Es una pena que se las hayan cortado.


Vuelvo a parpadear y mis ojos se aguan cuando descubro que nuevamente, volvía a ser solo un producto de mi imaginación.

Instintivamente miro el hueco vacío en la cama.

Lágrimas empiezan a brotar de mis ojos y se que pasará mucho tiempo hasta que pueda pararlas.

No puedo si quiera imaginar la agonía de Maggie en estos momentos.

Otra herida se abre en mi corazón, profunda y supurante. Una herida que jamás conseguiré cerrar.

Una herida que me merezco.

...

Alguien llama a mi puerta pero ya no me molesto en borrar las lágrimas de mis mejillas. Me da igual, no tengo fuerzas.
Como no contesto, observo como la manilla de la puerta se gira lentamente, haciendo que la distancia entre marco y puerta vaya creciendo por momentos.
Es Aaron.
-Te he traído un poco de pasta... La ha hecho Erick.
"¿Pasta? ¿Enserio?" Me apetece gritar, tirarle en plato de pasta a Erick en la cara.
Como si todo esto pudiese solucionarse con un puto plato de Macarrones con tomate.
Pero no lo hago. No lo hago porque se que ninguno de los dos tiene la culpa. Que solo pretenden ayudar.
-Gracias- digo forzándome a sonreír.
-No hace falta que sonrías... apenas puedes frenar las lágrimas- dice posando el plato en mi mesilla.

Varias gotas de agua caen de mis ojos al escuchar esas palabras.

-Prométeme que comerás algo... llevas 3 días sin probar bocado.
-No tengo mucha hambre...
-Come. Que yo te vea.

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⏰ Última actualización: Mar 24, 2018 ⏰

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