Chapter 8

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—¡¿Emma?! —exclamó Jack, sorprendido.

Todos están mudos ante lo ocurrido. Ninguno tenía qué decir. Y Jack al ver a su queridisima hermana que había perdido hace muchos años de inmediato la envolvió en su brazos y ella le concedió él abrazo, fue un momento muy emotivo para todos.

—Jack, hermano —susurró la castaña entre sus brazos, agradecida con la oportunidad que le dieron de verlo de nuevo, diferente aspecto, pero la misma sonrisa.

No sentía ya la calidez de sus abrazos, pero dentro de su corazón todo era diferente, él reconocía a Jack como el hermano que perdió.

—Shhh —la silenció —no hables, déjame aprovechar el momento —cerró los ojos y la abrazó como más fuerza como si no fuera verdad que está a su lado.

Se separó de su cuerpo y revisó cada parte de su rostro. Esos ojos marrones que él antes poseía; esa piel bronceada y suave, esa sonrisa radiante que siempre la adornaba. Ella era Emma, su amada hermana menor. Ya no era una pequeña niña de ocho años, ahora podía contemplar a la jovencita que lo veía con calidez.

—No puedo creer que estés aquí... Es imposible —dijo mientras que acariciaba el contorno de su jovial rostro.

—Quizás ahora lo estoy —respondió con su voz un tanto más gruesa que antes. Su tono chillón de niña había desaparecido con el paso de los años.

Jack soltó su cara y la miró con el ceño fruncido, era el momento de recibir la explicación del porqué está frente a él una chica que debió haber muerto hace siglos atrás.

—¿Qué? ¿A qué te refieres con que ahora lo estás? ¿Qué te sucedió? —se interesó por saber.

Emma guardó silencio por unos contados segundos y desvió su mirada hacia los guardianes, quienes los estaban viendo a detalle y escuchaban lo que hablaban. Se sintió incomoda al rededor de aquellos desconocidos.

Norte se percató de la pausa en su conversación y con algo de pena dijo:

—Mmm, nosotros estamos de más. Nos retiramos. Tienen todo el lugar para hablar tranquilamente y sin interrupciones.

El guardián del asombro les indicó a los demás que salieran junto a él, ellos aceptaron, aunque les dio algo de curiosidad saber quién era esa chica y por qué Manny la había traído al taller.

Mientras que los guardianes salían del lugar, Emma le echaba un vistazo al lugar, grande y con aspecto algo rústico. Hace mucho que no veía un lugar como este, pasó mucho tiempo en un lugar lejano a este. Bajó la mirada para ver al nuevo Jack, él le dijo que se sentara en el sofá que estaba cerca de la ventana para poder hablar.

Se acomodaron en la alconchonada silla y se quedaron viendo cara a cara. Se hizo presente el contacto visual entre el azul de los ojos del guardián y el marrón de los de la chica.

—Bien —habló el peliblanco —quiero saberlo todo. Emma, ¿por qué estás aquí? Yo... No sé si lo sepas, pero estamos en el siglo XXI, las cosas han cambiado mucho... Yo ya no soy el mismo —señaló su cabello.

—Comprendo todo, mas de lo que tú crees —contestó con seguridad.

Tomó aire e inició a relatar todo sobre lo que fue su vida después del fatídico día que salieron a jugar en el lago congelado.

—Antes de llegar aquí no estaba del todo viva —desveló con algo de premura en su voz.

Jack frunció el ceño, desconcertado.

—¿Cómo que no estabas del todo viva? No entiendo.

—Déjame que te explique ¿sí? —Él asintió —Después que caíste en el lago nada fue igual, busqué ayuda, pero no lograron nada, te perdimos —agachó la mirada y Jack la tomó de la mano —Madre enloqueció. Hubieras visto su cara, estaba totalmente desenfocada. Te lloramos por mucho tiempo. Todos.

 Hasta El Fin Del Mundo (Jelsa) [Primer Libro]Where stories live. Discover now