Quedate con todo si querés

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Narra Theo:

Me bajo en la estación correcta y salgo a la avenida principal, para que después de cinco cuadras llegue al departamento.

Estando a una cuadra de distancia, decido comprar un ramo de jazmines, las flores favoritas de Valentina. Teniendo el vuelto dentro de la billetera, sigo mi camino.

Al cerrar la puerta del edificio espero al ascensor, un poco ansioso por verla. La extrañé mucho durante el viaje.  El elevador llega y aprieto el botón número nueve, mi número favorito y el número del departamento.

Llego al piso y voy directo a la puerta que raramente está abierta.

Dejo la valija a un costado, al lado del perchero, en el cual se encuentra una campera de cuero con perfume de hombre, muy grande para ser de Valentina y muy fea para ser mía.  

Confundido, escucho un par de voces en la cocina junto con unas risas. Me dirijo a ésta y entro en estado de shock, tristeza y furia.

Veo a Valentina en ropa interior, sentada en la mesada besando a un hombre con el torso desnudo.

Mi novia, o actualmente ex-novia, se da cuenta de mi presencia y me mira con asombro.

— No es lo que estás pensando, Theo— se baja de la mesada al mismo tiempo que empuja a ese hombre.

Tiro el ramo de flores al piso, enojado.

— ¿Que no es lo que pienso o que no es lo que veo, amor?— digo resaltando la última palabra con sarcasmo. 
 
— No sabía que venías hoy— dice mientras empieza a llorar.

Hipócrita.

— Si te avisaba que venía, me iba a encontrar con este chabón de todos modos, ¿No?— sonrío dolido— A partir de hoy te quiero lejos, Valentina— suspiro mientas agarro las llaves y me dirijo al living— Te fuiste a la mierda.

— Pero yo te amo— empieza a sollozar— Compramos este departamento juntos, no podemos tirar a la basura dos años de relación— dice mienta me agarra del brazo para así quedar frente a frente.

— Vos misma fuiste quien tiró esta relación a la basura, Valentina— la aparto— Quedate con todo si querés, pero yo me voy a la mierda.

Agarro mi valija y abro la puerta de salida, para después agregar:

— Mañana vengo a buscar lo que dejo hoy acá, y va a ser la última vez que me vas a ver— la miro directamente a los ojos, los cuales están llenos de lagrimas y de maquillaje corrido— Y ni se te ocurra buscarme.

Sin más que decir, cierro la puerta.

Ya fuera del edificio, estallo.

Grito y lloro, sin parar.

Y caigo en un agujero, uno lleno de dolor.
  

TheoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora