Hermana menor: Experimento [D.L] (EDITANDO)

Mizuki 1/3

Este capitulo contará la vida resumida de Mizuki. Su historia es importante ya que contiene cosas que talvez no sabías de toda la historia de Hermana menor: Experimento. Su existencia en la trama es importante, y podría considerarse la verdadera antagonista de todo esto. Espero que les guste, ahora los dejo leer.

Y perdón por la tardanza :'v

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En el mundo Humano, una niña albina y con un peculiar color de ojos había nacido. A pesar de las consecuencias que tendría su existencia luego, Hana había decidido protegerla.

La madre de la niña no respiraba, y su pulso era nulo.

Había muerto.

La Fundadora la tomó entre sus brazos, quienes aún seguían temblando. Ver el rostro de aquella pequeña bajo la luz de luna llena la hacía sentir que no era nada. El clima se sentía pacifico, comparado por como estaba hace una media hora. Los llantos de la recién nacida se escucharon por todo el bosque, y Hana podía sentir como el ambiente comenzaba a ponerse pesado. La mayor comprendió que aquella criatura necesitaba de algun alimento. Ella llevó su mirada a la progenitora de la pequeña, y no pudo evitar derramar unas cuantas lágrimas.

-Perdón, Kumi...-susurró ella, caminando hacia el lado opuesto y dejando atras a la madre de la bebé.
-Shh... Bebé, encontraré algo para que puedas comer.-susurró ella, meciendo a la bebé entre sus brazos.

Hana caminó, atravesando completamente el bosque. La recién nacida había dejando de llorar, pero su hambre no paraba. La mayor, al percatarse de la expresión de enojo que tenía la pequeña, sonrió tímidamente.

-No te preocupes, todo estará bien.
-susurró, besando la cabeza de la menor.-¡Oh! Tengo que ponerte algún nombre. Pero... ¿cual sería?-dijo, con cara pensativa.

Los ojos de la menor se iluminaron al ser expuesta completamente a la luz de la luna, haciendo que sus ojos carmesí cambien a unos plateados. Hana pareció pensarlo por unos momentos, y la menor pareció frustrarce al observar a la chica que la tenía entre brazos pensando en algún nombre desesperadamente.

-¡Ah!~ ¡Ya se! ¡Te llamaras Ranno!-exclamó la joven, con un brillo en sus ojos.

La bebé pareció indignada, y empezó a llorar. Hana la miró rápidamente y la meció para que se calmara.

-Mo~ ¿Qué pasa? Ranno es muy bonito.
-exclamó ella, inflando sus mejillas. La menor ignoró a la mayor, y levantó sus manos hacia la luna, como si quisiera tenerla entre sus pequeñas manos.
-¿Mhm?-mira hacia arriba.-¡Oh! ¿como pude no darme cuenta? Ya se como te llamaras.

La pequeña miró de reojo a Hana, quien tenia cara confiada.

-Tu... Te llamaras Mizuki.

[···]

Hana había abierto un portal hacía el mundo de los demonios. Ella sabía que el Dios del Infierno se daría cuenta de la presencia de la recién llegada, pero al menos tenía que intentar cruzar. Al cruzar, apareció en el castillo de los fundadores. Algunas personas corrían de un lado a otro, desesperados.

-Hey, hey ¡hey!-exclamó Hana, llamando la atención de una mujer.
-¿Qué pasa? ¿Por qué hay tanto alboroto?-preguntó Hana, con su ceño fruncido.

-El dios del infierno vendrá al castillo, señorita Hana.-dijo ella, con nerviosismo.

-¿Ha-a que?-Preguntó Hana, con tono nervioso.

-Según nos informaron, fue invitado a la gran ceremonia que el Rey a preparado.-explicó con rapidez la sirvienta.

-Esta bien, gracias Mei.-agradeció, y la sirvienta desapareció de ahí.

Hana pareció preocupada, pero se disolvió rápidamente al escuchar el llanto de la menor, quien pedía ser alimentada desesperadamente. Una gotita apareció en la frente de la mujer mientras sonreía. Mizuki se enojo ante aquella expresión y lloró mucho mas fuerte, haciendo que Hana se desesperara y corriera hacia la gran cocina.

-¡Esta bien, esta bien! No se que podrás comer, pero supongo que esto esta bien.-susurró, observado a lo lejos una deliciosa manzana. La tomó y se la dio a la menor quien torpemente la tomó entre sus manos.

-¡Perdón, perdón!-exclamó Hana al darse cuenta que algunas cosas comenzaban a elevarse y Mizuki lloraba totalmente hambrienta. Un cuchillo salió volando y rozó la muñeca de Hana. El liquido carmesí comenzaba a brotar y Mizuki rápidamente silenció su interminable llanto.

-Oh, ¿quieres sangre?-dijo la mujer con algo de intriga. Mizuki resopló rápidamente y se "cruzó " de brazos. Hana comenzó a carcajearse ante las expresiones que hacía aquella pequeña tan parecida a su mejor amiga y eso hizo que un pequeño sentimiento de nostalgia apareciera dentro de si misma.

Hana decidió aparecer en un pequeño jardín que ella mismo se había encargado de proteger. Un pequeño bosque se alzaba en el lugar junto con unas cuantas flores de diversas especies y colores lo que hacia que aquel lugar se viera totalmente mágico. Hana tomó asiento en una silla mesedora que era muy cómoda y decidió hacer un corte en su dedo pulgar.

-Moriras de hambre pequeña, es mejor que comas un poco.-susurró con delicadeza haciendo que la menor se quede totalmente sorprendida ante aquel acto maternal que estaba desarrollando su joven protectora. Acercó sus pequeñas manos al dedo de la mayor y la atrajo hasta su pequeña boca tratando de no hacer daño a aquella amable joven que era muy torpe. Los pequeños ojos de Mizuki se iluminaron con un pequeño brillo de tristeza y cerró sus ojos, haciendo que el aire comience a soplar con un poco de fuerza llevándose consigo varias hojas, pétalos de rosas y lágrimas de la menor muy lejos del hermoso lugar.

En algún lugar un poco apartado, un sujeto miraba con cierta nostalgia aquella hermosa escena de madre e hija. Se sentía mal por ver a aquella pobre mujer tener que cargar en sus brazos a ese indomable monstruo que había nacido y había traído destrucción en varios lugares del mundo de los humanos. Ella era la encarnación de las catástrofes, la maldad y el odio. Una criatura que debía estar por siempre en la historia tanto de la humanidad como en la de los demonios.

Nunca se podrían deshacer de una criatura esencial para todos las razas que existían en aquel planeta, porque si lo hicieran, destruirían totalmente todo.

Ella destruiría totalmente todo.