Introducción

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Sus vidriosos ojos observaban con espanto el charco de sangre que se había formado en el suelo. No sabía cómo, pero había engañado a su propia muerte. Tendido sobre la sangre, dos cuerpos yacían inertes, con una expresión de horror en ambos rostros. El chico cayó de rodillas ante esa espantosa visión, con una incontrolable rabia emergiendo del pecho y lágrimas saladas brotando de sus ojos.

Con un abrazo se despidió por última vez de sus padres, y tras soltarlos, llamó a emergencias. Minutos más tarde, un pelotón de policías armados entró abruptamente en la casa, seguidos muy de cerca por unos forenses.

Pasaron las horas, oscuras y terribles, mientras asimilaba la noticia más profundamente y desesperado, golpeaba objetos hasta romperlos y quedar saciados.

Esa noche no durmió bien. Su sueño estaba plagado de pesadillas y sufrimientos, y mientras su mente estaba atemorizada y horrorizada, una macabra sonrisa se dibujó en los labios del joven, cuyos ojos se abrieron de par en par durante unos instantes, para después volver a dormirse.


El aleteo de un cuervoWhere stories live. Discover now