Capítulo XXX

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Matías Russell:

La vi desmayarse... me dije a mi mismo que se había desmayado, ella no podía morir, no ahora. Muchos chicos corren alejándose de la escena, pero algunos pudieron notar que Daniel desarmo a esa mujer y la noqueo de un solo golpe, haciéndola desmayar. Pronto, pude ver a varios de nuestros compañeros tratando de ayudarnos.

A ella... a ella. Ayúdala. —Le pedí a una de las chicas que trataba de ayudarme, sabía que era muy buena, la mejor del grupo que estábamos por graduarnos y por eso se lo pedí tanto que no le quedo de otra.

Unos minutos después el ruido de las patrullas y las ambulancias es lo único que puedo escuchar. El revuelo a mi alrededor es abrumador. Pude ver a Cassie llorando, pidiendo que la dejaran entrar, pero no lo hacían. Quería ver a Samantha, quería tocarla y que alguien me dijera que estaba bien, pero nadie decía nada, y cuando empecé a entrar en pánico, por alguna razón perdí la conciencia segundos después.


(...)

Desperté de golpe, con mis ojos tratando de adaptarse a la luz tan brillante de esa habitación blanca. Al ver a mí alrededor me encuentro con mi madre, tiene los ojos hinchados y parece que no ha dormido en días.

—Matías, mi amor... —susurra, con voz quedada, levantándose de la silla donde estaba a un lado de la camilla y acercándose a mí. Podía ver la preocupación en sus ojos, pero yo solo necesitaba saber una cosa.

—Ma... —no podía reconocer mi voz —. Mamá, ¿Y Sam? —Mi pulso se disparo a verla retener la respiración y sus ojos llenarse de miedo —. ¿Qué, mamá, dime?

—Sam... —niega y frunce los labios, puedo ver sus ojos humedecerse —. Ella... ella no ha despertado, amor. Sigue igual. —Su voz se quiebra y eso me pone en alerta, ¿Qué está pasando?


Los días siguientes quede bajo revisión médica, mi madre no se apartaba de mi y cuando ella no estaba la reemplazaba mi padre. Lo que me han dicho de Samantha es que la operación para extraer las balas se complico, el médico me dijo que casi la pierden allí pero que mi chica resulto ser bastante fuerte. Por ahora la mantienen bajo vigilancia médica y descansando lo suficiente. No quieren que reciba emociones fuertes por lo que prefieren mantenerla dormida.

Estaba en vilo, no veía la bendita hora de poder verla de una vez por todas y confirmar que todo estuviese bien. Ya estaba cansado de estar postrado en una cama sin saber de ella cuando ya me siento a la perfección.

La puerta a mi derecha es abierta y puedo ver a Cassie entrar junto a Luis Lerman. El tipo aun no me cae del todo bien, ¿pero qué hago? Ella está loca por él.

—Hola —susurra, acercándose a mi cama y dejando un beso en mi mejilla. Asiento hacia Luis y cuando él hace lo mismo vuelvo la vista hacia mi hermana.

—Hola —susurro con la voz ronca —. ¿No sabes nada de ella? —Cassie niega. Ella también se ve bastante cansada, lleva su cabello recogido en un moño y sus ojeras son muy visibles.

—Sigue igual, nada nuevo, ya sabes. Los que no se dan por vencidos son los de la prensa, hay muchos periodistas fuera y ayer expulsaron a dos que trataron de infiltrarse en la clínica. Todo es una locura. No respetan absolutamente nada, solo quieren dinero. —Negué sin poder creerlo.

Isabel, Marcos, Sam y varios compañeros del campus vinieron cada día a verme y se los agradecía. Necesitaba distraerme de alguna forma porque iba a volverme loco pensando en Samantha y en su estado de salud. A ella no le podía pasar nada, Sam es mi vida, yo daría la mía por ella.

-SAM-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora