Capítulo XV

15.6K 883 123
                                    

Regrese a mis practicas normales de boxeo, Cassie ha asistido a citas con psicólogos ya que su médico se lo recomendó a sus padres; pero para ser sincera creo que no las necesita. Ella ha seguido con su vida y su espíritu aventurero y su carisma siguen allí, nadie ha podido arrebatárselos.

Aldo fue condenado a cadena perpetua, no quise asistir a su juicio pero Cassie si asistió para declarar, no solo se le condeno por lo que le hizo a Cass, otras personas aprovecharon para denunciar miles de fraudes y violaciones que había cometido. Vitalia por otro lado pudo salir bien librada de todo esto, se demostró que ella era una víctima más de ese hijo de puta.

Han pasado dos meses desde que Cassie regreso, su historia es conocida por todo el país ya que los canales de tv la cubrieron, fue una alegría para todos porque la creían muerta.

Aunque no lo quiera debo volver a la Universidad, ahora más que nunca quiero quedarme aquí, pero necesito graduarme y asegurar mi futuro. Daniel me ha informado que hay un campeonato importante y ahora que lo que me atormentaba ya está arreglado, debería pensarlo y participar. No lo dude, le pedí que me anotara en la lista.

Estoy por terminar de empacar todas mis cosas cuando mi celular comienza a sonar encima de mi cama, es Matías.

—Hola, amor. —Hablo despacio y bajo para él.

—Hola, Ceñito. ¿Cómo estás? ¿Ya estas lista? —Pregunta. Matías entra a la Universidad en Julio, junto con Cassie y Marcos. Sí, todos nos hemos decidido ir a estudiar allá. Hoy viajara conmigo porque necesita arreglar unos documentos e introducirlos.

—Estoy lista. ¿Recuerdas que salimos a las dos de la tarde?

—Claro que lo hago, amor. No podría perder ese avión y dejarte ir sola. —Suelto una risita — Por cierto, ¿Cassie está contigo? —Cuestiona. Frunzo el ceño.

—No, no está. ¿Por qué? — No pude evitar preocuparme.

—Dijo que iba a despedirse de ti.

—Voy a llamarla, ¿De acuerdo?

—De acuerdo.

Marco su número con las manos casi temblorosas, contesta en el tercer tono...

—Sami... ¿Qué ha...?

— ¿Dónde estás, rubia mocosa? —Pregunto, ya un poco más calmada.

—Estoy camino a tu casa. ¿Estás allí? Si Matías o mis padres llaman diles por favor que estoy contigo. —Frunzo el ceño.

— ¿En qué andas metida? No voy a ser tu cómplice. —Meto una uva en mis labios.

—Estoy con alguien, Sam. —Me atraganto con la fruta y empiezo a toser sin control.

— ¿Con alguien? — Jadeo.

—Sí, te hablo cuando llegue. —Cuelga. Mis labios se separan con asombro, ese alguien no puede ser mi hermano porque él está en la planta baja, ¿Qué mierda?

Llamo a Matías y como la cómplice horrible que soy le informo que Cassie me atendió y que me dijo que estaba en un supermercado comprando unas cosas para mí. El me creyó sin pensarlo, confía en mí con los ojos cerrados, lo que me hace sentir culpable.

Cuando termino de empacar voy a la planta baja y me consigo con Marcos y mi padre instalados frente a la tv jugando con su video juego. Los observo un rato y le doy instrucciones a mi padre de cómo patearle el trasero a mi hermano menor. Por cierto, Ludmila está loca de amor por este último, dice que sus ojos azules la hipnotizan, yo no puedo creer tantas cursilerías, ah, y si, Ludmi ha terminado con Daniel. Fue una locura cuando me lo confeso, pero no soy quien para oponerme.

-SAM-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora