Sexta Parte: LUG - CAPÍTULO 63

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CAPÍTULO 63

Liam revisó toda la casa. No había señales de Juliana. Notó que la cocina estaba desordenada, con sillas caídas, vasos rotos y vino derramado en el suelo. La lucha se había producido allí. Al ver el rastro de sangre que iba desde la cocina a la sala de estar, Liam dedujo que Luigi había sido herido allí y se había arrastrado hasta el lugar donde yacía ahora. Volvió rápidamente junto a Augusto.

—Tu madre no está por ninguna parte, creo que se la llevaron. Tu padre debe haber tratado de detenerlos y por eso le dispararon— explicó, arrodillándose junto a su amigo.

Augusto solo lloraba sin parar.

—¡Cálmate y enfócate!— lo sacudió Liam de los hombros—. Tu padre se está desangrando, tienes que sanarlo, como hiciste con mi mano, hazlo, concéntrate.

Augusto asintió y se secó las lágrimas con el puño de la camisa. Una parte de su mente se preocupó al darse cuenta de que Liam sabía que él tenía ciertas habilidades poco comunes, pero no era el momento para considerar el asunto, y por lo tanto, lo desestimó enseguida, concentrándose en la tarea que tenía a la mano: salvar a su padre.

Suspendió su mano derecha a centímetros de la herida y cerró los ojos. Inmediatamente, se dio cuenta de que el daño era demasiado para su incipiente habilidad. No era un corte de piel y músculo como el de Liam. Aquí había órganos internos parcialmente destruidos que no tenía idea de cómo sanar, y la sangre que había perdido su padre era tanta que no estaba seguro de que pudiera sobrevivir aun si lograba cerrar la herida.

—No puedo hacerlo— sollozó Augusto.

—Sí puedes. ¡Vamos! ¡Sí puedes!— lo animó su amigo.

—No, es demasiado para mí. No sé cómo hacerlo.

—Eres un Sanador, Gus, puedes hacerlo, concéntrate— insistió Liam.

—No, Liam, no lo soy. Lo mío es la telequinesis, no esto— lloró Augusto.

—¿Telequinesis? Bien... de acuerdo... bien... ¿Puedes mover la bala? ¿Puedes sacarla por el camino por donde entró?

—Creo... creo que sí— se calmó Augusto.

—Bien, céntrate en eso, vamos— lo encauzó Liam.

Augusto asintió y volvió a cerrar los ojos, respirando hondo, tranquilizándose, concentrándose. En su percepción, separó primero lo orgánico de lo inorgánico, y así encontró el proyectil enclavado en las entrañas de su padre. Muy, muy lentamente, lo atrajo a la superficie, guiándolo por los tejidos que había destruido, haciéndolo emerger por el mar de sangre que bañaba su abdomen. Liam vio el brillo plateado de la bala surgiendo del cuerpo de Luigi y la tomó entre sus dedos con cuidado:

—Bien hecho, amigo— felicitó a Augusto, limpiando la sangre de la bala en la camisa de Luigi y guardándola en su bolsillo—. Lo lograste—. Luego tomó la mano de Augusto y la apoyó en el abdomen de su padre—. Presiona con fuerza— le indicó—. Voy a buscar algo para vendarlo.

EL SELLO DE PODER - Libro V de la SAGA DE LUGWhere stories live. Discover now