20: Las Mentiras Duelen

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Hola, bueno les tengo dos anuncios. 1) Si ven mis obras, podrán ver que voy a comenzar una nueva novela apenas esta acabe, así que si les interesa se pasan, les prometo que sera fabulosa :* 2) como dije,esta novela acabará luego, le quedan entre siete u ocho capitulos. Bueno eso, besos, que tengan una buena semana, voten y comenten, los amo.

«Y todos sus pensamientos se habían vuelto rojos: era incapaz de pensar en otra cosa que no fuera el cálido sabor cúprico, la efervescencia vital de la sangre, pero entonces apareció el»

{Narra Louis}

— ¿Cuándo fue que te volviste débil? —preguntó la pelinegra en un tono suspicaz, que atrajo de inmediato mi atención.

No pude evitar fruncir el seño al escuchar semejante estupidez, puedo ser, a veces, un completo imbécil e incluso el ser más desagradable que pisa el planeta, además de que soy extremadamente modesto y de que no soy capaz de perdonar las falencias de los demás tan a la ligera, pero débil no es una palabra que se sume a la descripción de mi persona.

— ¿A qué te refieres? —me vi obligado a preguntar una vez que termine de enlistar mis defectos mentalmente.

Una fuerte y cálida brisa me golpeó el rostro, haciendo que algunos de mis cabellos volaran hacía atrás de manera casi automática. Me sentía algo mareado, desde aquel día en que Harry se vio obligado a besar a ese rubio teñido es exactamente el momento preciso en el cual comenzaron  dolores de cabeza, que a medida que pasan los días se han ido mitigando de a poco, pero sin desaparecer del todo. La escena del beso volvió a mi mente, así que cogí una llave imaginaría y la encerré dentro de un baúl para así no verla jamás.

Presté atención a mi acompañante, quien mordía con ligero entusiasmo sus uñas y cutículas.

—No a lo que tú crees—responde a mi pregunta anterior mientras se esconde tras unos arbustos. Abro paso entre las ramas y me poso junto a ella— ¿Ya elegiste? Espero que te apures, yo ya tengo a mi presa.

Alce la vista y contemple a los tres hombres frente a nosotros, quienes reían a carcajadas sobre el maletero de un auto. Se veían felices con su compañía, lo cual me hizo sentir algo de lastima por ellos. Mal día para un paseo en el bosque.

Sentí el viento recorrer mi rostro una vez más, atrayendo hacía mis fosas nasales la exquisitez del aroma a sangre humana. Mi estomago se vio inundado en una ola de dolor, que recorrió desde mi garganta hasta mis intestinos. La idea de matar a otro ser humano me carcomía por dentro, pero no era una opción para mí no hacerlo, solo tenía dos opciones: él o yo.

— ¿No te habrás arrepentido, o sí? —me voltee para encontrarme con los ojos semblantes de Destiny, quien esperaba con ansías la señal para atacar—No has comido en mes y medio, tigre. Zayn siempre tiene un ojo sobre ti.

Me encogí de hombros tratando de demostrar mi total indiferencia respecto al tema. —No he tenido tiempo para cazar. —respondí petulante, recibiendo como respuesta el recelo de mi amiga.

Me preparé tanto física como mentalmente para lo que pasaría después de dar el primer paso. Mis piernas se encontraban entumecidas, pero aun así me las arregle para hacerlas reaccionar antes de señalarle con la cabeza a Destiny para que comenzara el espectáculo.

Y valla que será un gran espectáculo.

La pelinegra corrió atravesando ramas y piedras para llegar hacia su objetivo, pero yo no me lo tome con tanto entusiasmo. Camine con calma hacia el hombre de jeans y camisa, que me miraba desconcertado, le salude con un movimiento de manos para disminuir la tensión, pero la puerta del auto se cerró estrepitosamente en el momento en que él notó la agonía de su compañero al otro extremo del lugar.

Forbidden ~ Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora