11: ¿Quien soy?

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Miré con desconcierto al chico de ojos miel que se encontraba parado frente a nosotros. Mi corazón aun latía a mil por segundo pero no era por la presencia del nuevo amigo de Sharon, ni mucho menos por mi repentina –y bastante desagradable, por cierto- tragada de nieve. Lamentablemente y para mi desgracia la presencia de Louis aun merodeaba por mi mente. Quería hablar con él y exigirle que me dijera cual era su maldito problema, no le veía lógica a lo que me estaba haciendo. ¿De que le sirve aparecer y luego desaparecer al instante?

No toleraba la idea de que tuviera contadas las veces en que podía o no verlo. Quise odiar a Sharon y a su nuevo amigo por interponerse en mi casi reencuentro con Louis, pero tampoco podía culparlos por ello. Nadie tenía la culpa, nadie exceptuándolo a él, Louis.

El deja-vu de mi cayendo al piso junto con el fuerte dolor en mis rodillas al chocar contra este me hizo apartar aquel tema y enfocarme en el presente. Supe entonces de donde me parecía tan familiar el rostro del dichoso Liam.

—Tu eres... Eres el chico con el que choqué ayer ¿Verdad? —Me sentí casi como el mismísimo Sherlock Holmes al haber descifrado el pequeño acertijo. Liam me sonrió con aire complaciente, aquel gesto era un irrefutable sí.

—¿Ustedes dos ya se conocían? —Preguntó Sharon, sumida en la confusión.

—Si. —Asentí con rapidez. —Resulta que ayer por la noche Liam y yo tuvimos un pequeño accidente automovilístico. Aunque no íbamos precisamente montados sobre un auto.

—Fue bastante doloroso. —Agregó Liam, explotando en carcajadas. —Nuestros rostros dieron duro contra el piso.

Sharon no hacía más que observarnos con atención.

—Si. Fuiste muy gentil por cierto, al haberme quitado la sangre de la nuca y todo eso...Además por lo del libro.

—No podría haber hecho otra cosa, te veías indefenso en el piso. —Se encogió de hombros. —Tenía que ayudar.

—¿Y lo del libro? Demasiado gentil, insisto. Hoy quizás comience a leerlo. —Sobé mi barbilla mientras pensaba que más decir. —Fue casi como un cuento de princesas, admítelo. —Agregué y entonces me di por satisfecho. Liam rió.

—Soy encantador, que te puedo decir.

Sharon realzó una ceja en nuestra dirección.

—Muy romántico chicos, eh. —Soltó con algo de fastidio, tomó su bolso y se levantó del piso dando un saltito.

—Es el destino Shar, acéptalo. —Me recosté sobre el piso y estreché mi cuello para relajarme. De apoco los ojos de Sharon comenzaron a iluminarse.

¿Saben lo que significa eso? Que ahora vendrá una dramática y muy intensa representación teatral.

—No puede ser... —Musitó la rubia, haciendo a un lado tanto el cuerpo de Liam como el mío y se abriéndose paso entre nosotros para así poder dramatizar dignamente el momento. —¿Saben lo que esto significa?

—Ya va a comenzar—Suspiré cabizbajo, mordiendo mi labio inferior.

—Esto no me gusta... —Murmuró Liam.

—¡Ay! ¡No sean aguafiestas chicos! —Nos golpeó a ambos y como imaginaran ambos nos quejamos al instante. —¡Entre los tres podemos ser los mejores amigos del universo! Seremos algo así como... como... ¡Como los tres mosqueteros! —Alzó los brazos con euforia.

Me levanté, irrumpiendo así mi propia comodidad, para poder acercarme a mi pequeña, simpática y algo desatolondrada amiga y romper su burbuja de cristal.

Forbidden ~ Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora