Un gusto en común

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—Oye, de donde vengo acostumbramos decir “buenos dias”—respondió el pelinaranjo gruñendo, Rukia lo miró enojada.

—Buenos dias—replicó ella—¿Necesitabas algo?

—Ah...—Ichigo de inmediato se quedó mudo—Venía a ver si estabas…—el joven se interrumpió asi mismo—Vengo a pedirte que me acompañes a cenar más tarde—dijo cerrando los ojos con vergüenza.

—Ah… claro… sería un placer—dijo Rukia con una pequeña sonrisa—Pero tengo un problema…

—¿Un problema?—preguntó el príncipe extrañado, la morena abrió la puerta completamente dejando ver su figura en un camison—¿Qué?

—¿Cómo que “que”?—preguntó indignada—perdí mi vestido—continuó dejando caer sus brazos descuidadamente.

—¿Y por eso tanto drama?—preguntó Ichigo mirándola con gesto aburrido, entró a la habitación con Rukia mirándolo con curiosidad—Eres una dramática—le dijo provocando malestar en la chica, se acercó al ropero de la habitación—Madame Orihime...—llamó el joven sin obtener respuesta—Madame Orihime—volvió a llamar y aún nada—¡Orihime!—gritó ésta vez provocando que el mueble diera un ligero grito por la sorpresa.

—¡Ah! ¿Qué pasa?—preguntó el ropero con voz perezosa.

—Rukia necesita un vestido… al parecer se llevaron el suyo para lavarlo.

—Oh, por supuesto, amo, yo me encargo—respondió Orihime bostezando.

—Listo, está arreglado… si necesitas algo, solo pidelo a los sirvientes… si no estás muda.

—Yo voy a dejarte mudo a ti—respondió ella levantando el puño.

—Si, como sea, te espero en el comedor para cenar—dijo Ichigo dirigiéndose a la puerta de la habitación—si necesitas alguna otra cosa, estaré en el comedor.

—Ah… gracias—dijo Rukia dudosa. Ichigo salió y cerró la puerta, la morena se quedó ahi parada sin decir nada, ese tipo la sorprendia cada vez más.

—Muy bien, Rukia—dijo Orihime llamando su atención—veamos que tenemos para ti.

—Cualquier cosa estará bien—dijo ella acercándose al ropero.

—Tonterias—dijo Orihime—eres nuestra invitada y debes lucir preciosa—el ropero movió sus manijas que fungían como manos y tomó un vestido rosa con diferentes matices, Rukia lo miró no muy convencida.

—Madame Orihime… esto…—tomó la falda del vestido y la estiró—parece una carpa.

—Si, parece muy raro, pero te aseguro que puesto se verá distinto—le dijo Orihime riendo con gracia.

La morena tomó el vestido en sus manos y se dirigió al biombo de la habitación. Suspiró y empezó a cambiarse, se colocó el vestido y debía admitir que Orihime tenia buen ojo -si es que los tenía- y había acertado en su talla. Rukia estaba consiente de lo difícil que era encontrar ropa que le quedara bien debido a su menuda figura, pero el vestido le habia quedado como guante y, como dijo el mueble, puesto se veía totalmente distinto y bastante bonito. Las mangas y la falda eran de color rosa palido y tenía encajes en los bordes decorandolos, el corsé era de un rosa más oscuro con bordados blancos y bordados. La parte de atrás se ataba con listones blancos ciñéndose a su figura. Rukia se sentía cómoda. Se miró en el espejo y sonrió, tenía que mostrarle a Ichigo. Salió de atrás del biombo y se dirigió a Orihime que luchaba por no quedarse dormida.

—Me quedó perfecto—dijo la morena lo suficientemente fuerte para que Orihime la escuchara pero no para asustarla, el mueble se movió, al parecer, para mirarla.

The Beauty and the BeastWhere stories live. Discover now