El amo del castillo

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Disclaimer: Bleach y sus personajes pertencen a Tite Kubo

La Bella y la Bestia y sus personajes pertenecen a Disney

Fanfic hecho con el unico proposito de entretener y sin fines de lucro

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Capitulo 3: El amo del castillo

Shunsui no supo cómo sucedió, de pronto estaba a punto de cortar una rosa y después estaba siendo cargado por algo de regreso al castillo. Eso que lo llevaba a cuestas tenia una fuerza inhumana, lo llevaba como si de una bolsa de plumas se tratara, mientras él se hayaba un tanto confuso, la zona en que transitaban estaba un poco oscura, pero podria jurar que vio un par de cuernos y una mascara en el rostro de lo que lo llevaba.

—Por favor… te lo ruego, dejame ir—rogó casi en llanto—No tomaré ninguna rosa de tu jardin.

—Es increíble lo desagradecida que una persona puede ser—dijo la criatura caminando llevando a Shunsui bajo su brazo—te abrí las puertas de mi castillo, pedí que encendieran la chimenea para calentarte y te servi de comer—continuó con su voz gutural—¿Y cómo me agradeces? Robando una rosa de mi jardin solo después de haber salido huyendo como un cobarde.

—Por favor, no tenía idea de que tan importantes eran sus rosales—volvió a rogar el relojero—déjeme ir, dejé a mi hija sola en la aldea.

—Silencio—dijo la criatura y empezó a subir por una escaleras de caracol todas hechas de piedra, Shunsui veía como la salida se alejaba cada vez mas de su alcance; el ser se detuvo y lo tiró al suelo sin ningun cuidado, se acercó a una palanca que tiró hacía abajo y una reja metalica se abrió, volvió a tomar a Shunsui y lo lanzó dentro de la celda de la que la reja se había abierto—Eres un vulgar ladrón, y como todo ladrón deberás pagar tu condena.

—¿Por cuánto tiempo?—preguntó Shunsui temeroso mientras se incorporaba, la criatura levantó la palanca y la reja se cerró.

—Cadena perpetúa—dijo y empezó a bajar las escaleras.

—¡Espera! ¡Por favor! ¡Dejé a mi hija sola! ¡Por favor—el relojero clamaba mientras el ser se alejaba, empezó a sollozar pensando en la persona que dejó sola en la aldea.

Rukia se encontraba en su jardin cortando unas verduras, su padre llegaria esa misma noche y quería recibirlo con una deliciosa cena, hacía todo con una gean sonrisa, puso las verduras en una canasta y se levantó para empezar después dirigirse a la entrada de su casa.

—Buenos días, Rukia—escuchó tras de ella y volteó a ver de quien se trataba, era el Padre Ukitake.

—Oh, buenos dias, Padre—ella respondió el saludo acercándose al sacerdote—¿Cómo está hoy?

—Muy bien, muchas gracias, hija… ¿Y tu que tal estás?—continuó el hombre sonriendo—Parece que estás de muy buen humor.

—No se equivoca, espero a alguien a cenar—dijo Rukia sonriendo con alegría, el padre Ukitake sonrió tan bien.

—¿Tu padre regresa esta noche?—ambos rieron después de que el sacerdote terminara la pregunta.

—¿Tan predescible soy?

—No, no es eso—continuó el hombre recargando su brazo en la barda del jardin de Rukia—Es solo que en esta aldea no hay hombre mas importante para ti que tu padre—la miró de manera fraternal.

—Si, el es el unico hombre que amo en el mundo… aunque parece que muchos aún no lo entienden—respondió ella mirando la aldea con nostalgia.

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