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Despierto abrazado a mi chica en el séptimo cielo. Hundo la nariz en su pelo y su maravilloso olor me llena. Se remueve un poco y clava en mí sus increíbles ojos azules.
Sonrío.

—Buenos días preciosa.—sonríe adormilada.
—¿Estás cansada, nena?.—asiente. Anoche dormimos muy poco. La abrazo fuerte y le doy un beso detrás de la oreja. Ella ronronea.
—Voy a correr. Luego te despierto.—asiente cerrando lentamente los ojos.
Sonrío.
Está encantadora.

Me visto rápidamente y voy al gimnasio. Hago un circuito de pesas y corro media hora.

Mi chica sigue dormida hecha una bolita en la cama cuando me meto en el ducha. Mientras me enjabono pienso en el día que me espera. La firma de la compra de Woods, ya es mía. Tengo que reunirme con Ross, Barnie y Fred para hablar sobre sus contratos y cargos en mi empresa.
En mi campo de visión aparece la chica más maravillosa del mundo. Contonea su cuerpo desnudo por el baño sin ningún tipo de pudor y se planta delante de la ducha.

—¿Quieres que te acompañe?—dice con voz ronca recorriendo con su ávida mirada azul todo mi cuerpo. Ya estoy empalmado, joder.
¿Cómo puede afectarme así? Y sólo hace unas horas que estuve dentro de ella. Increíble.
Le tiendo la mano para que entre y la pego a mí para abrazarla.

—Eso no tienes ni que preguntarlo.—inclino la cabeza para atrapar sus labios y fundir mi boca en ellos. Me encanta su boca.
Me separo un poco de ella para mirarla; su sonrisa radiante, sus ojos llenos de amor y deseo y el revelador rubor de sus mejillas la hacen ver espectacular. Es una Diosa.
Contonea sus caderas suavemente contra mi erección. Mmm.
Una Diosa seductora.
—¿No has tenido bastante con lo de anoche y esta madrugada?—según lo digo veo que a sido una gilipollez. Yo jamás tendría bastante de ella y a ella le pasa igual.

—¿Tener bastante de ti?—resopla indignada como si hubiese dicho la mayor ofensa del mundo. Para mi lo es, sin duda. Debería haber cerrado la boca.—Jamás tendré bastante de ti.—sonrío cómo un tonto.—Ya puedes ir doblando el peso que levantas en el gimnasio para seguirme el ritmo, abuelo.—me da un azote en el culo. Me río sin poder remediarlo y la abrazo con fuerza.

—¿Pero que clase de monstruo estoy creando?—su risa melódica y contagiosa llena todo nuestro espacio.—¿Abuelo?—digo indignado y la pego a la pared asiéndola del culo y ella jadea.—Voy a demostrarte que tan abuelo soy.—le penetro de golpe haciéndola gritar.
Oh, joder. Está empapada y resbaladiza y...
Dejo caer la cabeza entre sus pechos.
—Dios mío, Ana. Me vuelves loco.—jadeo y traza un círculo con sus caderas. Joder, joder. Mi polla da convulsiones. Ella vuelve a hacerlo y gime retorcida. La miro embonado, está deslumbrante. Es la criatura más sensual y deseable que haya visto en mi vida.
El deseo da vueltas en mi cabeza mientras la embisto con firmeza una y otra vez. Le devoro la boca, el cuello, los pechos...Me la como entera.

—Ahhh.—gime cuando tiro con los dientes de su pezón. Sus piernas se tensan. Esta a punto y yo también, estoy dolorosamente a punto.
En mi puta vida he estado así de cachondo.
Jamás.
Junto nuestros labios y nuestros gemidos retumban de su boca a la mía mientras nos corremos juntos.
Caigo desplomado en su hombro con el corazón acelerado y temblando. Ana acaricia con suavidad mi pelo.
Dios mío. ¿Esto a sido así alguna vez?
No. Nunca.

—Te amo, Ana.—levanto la vista a su preciosa cara y su deslumbrante sonrisa saciada me llega al alma. Es mi favorita.

—Idem.—nos miramos directamente a los ojos. Los suyos intensos y llenos de sentimientos. Su amor por mí está impreso en esa mirada, en sus caricias, en sus actos. ¿Cómo no voy a estar perdidamente enamorado de ella?
Es un ángel.
Sonrío.
Y una Diosa seductora que me hace caer rendido a sus pies.
La dejo en el suelo asegurándome que se mantiene en pie y procedo a lavarle el pelo. Ella se deja hacer complacida y yo me siento pletórico. Ella es todo para mi; es lo primero por encima de cualquier cosa. Quiero amarla tanto como quiero cuidarla. Quiero que deje de sentirse sola, porque me tiene a mi y yo a ella. Ninguno esta solo.
Quiero darle todo. Quiero que jamás se vaya de mi lado.
Termino de lavarle su precioso cuerpo y su mirada se clava en la mía. Está emocionada y rápidamente se lanza a mi cuello.

Mi gran Amor.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant