ha pasado una semana desde que llegamos a avonlea. las cosas han ido perfectamente y finalmente ha llegado el día en el que asistiré a la escuela del lugar. hoy es mi primer día de clases.
—estas bellísima, hija. ya deja de verte al espejo que terminarás gastándolo —comenta mi madre parada junto a mi frente al espejo de la sala.
—gracias madre —sonrío dirigiendo mi mirada hacia ella y veo como va hacia la cocina y a los segundos vuelve con mi almuerzo en sus manos.
—ve, se te hará tarde —dice entregándomelo y la envuelvo en un cálido abrazo de despedida.
—gracias, hasta luego madre —me despido de ella finalmente y camino con mis cosas en mano hacia la puerta principal.
'pasalo bien, brielle.' fueron las últimas palabras de mi madre antes de salir de casa.
el camino es un poco largo, sin embargo eso no opaca en lo más mínimo lo hermoso del paisaje. en medio de mi caminata una voz femenina se hace presente en mis oídos, pero esta se escucha un poco lejana.
'¿siempre has vivido en avolnea? estoy de acuerdo, es el lugar más hermoso de la tierra... y he viajado bastante, te da una perspectiva más amplia.'
cada palabra se hace más clara y fuerte a medida que me acerco a su lugar de origen y en mi visión se hace presente anne, mi pelirroja amiga de la estación de trenes. no puedo evitar formar una alegre sonrisa en mi rostro. ella se encuentra agachada tomando unas flores y decorando con ellas, el que deduzco, es su sombrero. a la vez, es como si estuviera imaginándose conversando con alguien.
'me encantan las flores, ¿a ti no?...'
—me fascinan, querida anne —digo tomándola por sorpresa, provocando que ella de un saltito en su lugar del susto. al voltearse y verme se levanta con una gran sonrisa que provoca en mi una inmensa alegría, la cual se incrementa en el momento en que ella me abraza fuertemente y sin pensarlo ni un segundo le correspondo.
—¡brielle, no sabes cuánto te eché de menos! —expresa una anne feliz en medio del abrazo.
—también yo, anne —el abrazo finaliza, sin embargo, quedamos tomadas de las manos. —iba de camino a la escuela cuando oí tu voz —le comento sonriente.
—estaba practicando, nunca antes había asistido a una escuela por lo que me preocupaba el hacer amigas, pero ahora que te encuentro me siento aliviada del todo —dice sonriente mirándome a los ojos.
—agradezco haberte encontrado, pues desde aquel día en la estación he tratado de localizarte pero no sabía en donde vivías —comento sinceramente.
—ahora vivo en green gables. ¡oh, han pasado demasiadas cosas! tengo muchísimo que contarte —sonríe y toma su sombrero para volver a colocárselo.
ahora ambas tomadas del brazo, retomamos el rumbo hacia la escuela mientras anne me relata todo lo sucedido con su nueva familia.
a cada paso vamos charlando de innumerables cosas, relamente hablar con anne es muy fácil y agradable. es una persona muy abierta, sincera y amable, lo que la convierte en una excelente persona y amiga.
noto que llegamos al destino cuando una pequeña construcción se hace presente al terminar los árboles y las voces de chicos y chicas se oyen cercanas. siento que anne aprieta levemente mi brazo por lo que mi mirada pasa de la escuela a ella. está nerviosa.
—tranquila, estamos juntas en esto —le sonrío con la intención de aliviarla. —después de todo, ¿qué tan malo puede ser? —continuo.
—tienes razón, en todo caso, peor sería no ir a la escuela —me mira y me da la razón. —bien, estoy lista. entremos ya —se pone derecha y dice con seguridad a lo que asiento y ambas caminamos hacia la puerta principal de la escuela.
relamente no me siento nerviosa, ¿qué podría salir mal?
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