Capítulo 23.

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Dejarla ir de mi departamento fue una de las cosas más difíciles que tuve que hacer en toda mi vida. Y ella no me la ponía nada fácil al vestir ese seductor conjunto. Es que ¿a quién en su sano juicio no se le caéría la mandíbula al ver a tan precioso ángel caminar por las calles? Tenía unas piernas interninables de infarto y esa blusa a pesar de no mostrar un prominente escote, acentúaba esas deliciosas curvas como un guante de seda.

A pesar de que cada día encontraba algo más que me atraía de una forma inexplicable hacia ella, en ese momento parecía irreal que una mujer así se encontrara en frente mío y que al tocarla no se disipara cómo una vaga ilusión de un sueño demasiado creíble. Maureen era de esas mujeres que no necesitaban kilos de maquillaje o cantidades de cirugías para lucir cómo un prototipo de fémina perfecta porque sencillamente ella ya lo era.

Al principio sentir esa clase de sensaciones al ver sus suaves y delineados labios y al ver el brillo de sus preciosos ojos marrones me asustaba; no era la clase de hombre que se enamoraba y dejaba salir su lado romántico hacia todas las mujeres con las que no llegaba a pasar ni la noche, pero con Maureen todo era diferente. Su inocencia y timidez incrementaban mi deseo y atracción hacia ella de una manera descontrolable.

Y vaya que lo había intentado. Mi autocontrol parecía debilitarse en cuanto el ambiente se tornaba eléctrico y nos atraía a los dos cómo imanes, pero aún así me había contenido estas semanas (bueno tal vez a excepción de algunos días) para no dejarme llevar por mis necesidades físicas y emocionales y terminar haciendo algo inconscientemente que la pudiera terminar alejando de mi lado, tal vez para siempre. Sabía que con Maureen tenía que ir a un ritmo lento, sosegado y paulatino. Desafortunadamente ella contaba con un pasado oscuro y cruel que había impuesto una barrera de hielo llena de temores e inseguridades y tenía tanto miedo de confiar en las personas que terminaba distanciandose del resto y sufriendo en silencio; agrietando su alma de tal modo que su perspectiva de la felicidad se vió reemplazada por una de supervivencia a sus propios demonios que parecían ejercer un control sobre ella más grande de lo que alguna vez hubiera imaginado.

Por eso me había propuesto a no dejarla poner un pie afuera de mi departamento hasta que ella supiera, o al menos tuviera la certeza de lo grande que podía ser mi atracción hacia ella, que se fuera con la seguridad de que la deseaba con todo mi ser y no podía esperar a que fuera mía en todos los sentidos, porque eso iba a pasar tal vez en un futuro no muy lejano, así tuviera que persuadir y engañar al destino, Maureen no se separaría de mí en ningún momento; de eso me encargaría de ahora en adelante ya que tenía clara una cosa: Estaba enamorado de ella.

Al subir en el elevador de nuevo hacia mi departamento con una estúpida sonrisa que parecía dividir mi rostro en dos, me percaté de que no conocía a Jade, pero recordaba su nombre vagamente en la conversación que tuve con Margarita como la persona que me había informado que tenía que ir a recoger a Maureen ya que había perdido el autobús, y del que había tenido que presentar su inminente desmayo en frente de mi auto, además ella me había hablado algo de Jade, refiriédonse como su misteriosa mejor amiga, así que no me alerté mucho en ese sentido, pero aún no estaba tranquilo del todo pensando en los hombres que intentarían coquetearle como sucios y repugnantes buitres, tratando de pervertir su inocencia y persuadiendola bajo los efectos del alcohol.

Estuve tentado de amarrarme a una silla para no tratar de salir corriendo en su búsqueda, pero sabía que necesitaba tiempo para pensar en lo que le había dicho antes, además quería que por sobre todo lograra divertirse, aunque no fuera en mi compañía.

Las primeras horas traté de sumergirme en el trabajo para alejar un poco mis pensamientos; tenía varias cosas que hacer y llamadas que atender, así que decidí acabar con eso de una vez por todas.

"Mi" chef favorita (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora