Capítulo 9.

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Estaba dolida y furiosa, no sólo de la estruendosa caída la cual dejó mis rodillas encalambradas y mis manos con algunos cortes por los vidrios que estaban esparcidos en las elegantes baldosas del comedor, si no también por esa rubia. Es que ¡por favor! Hace una hora que me conocía y ya estaba haciendo este tipo de maldades ¿Acaso era así con todas las personas que no eran de su agrado? ¿Qué vio en mí que le provocó ese potente odio irracional el cual la llevó a tomar este tipo de medidas? Para ella yo debía ser una mosca muerta, una más del montón. Era imposible llegarla a superar en algo. Con su pelo rubio rojizo perfectamente largo y liso, sus ojos intimidantemente grises, su perfecto cutis y su figura de modelo de revista parecía una diosa…pero no precisamente del olimpo. Tal vez podría llegar a desterrar a la esposa de Hades, no dudaría en que aquella pareja infernal podría dominar el inframundo a la perfección.

Además tenía dinero y aunque estaba podrida por dentro se la veía muy segura de sí misma. ¿Entonces por qué demonios hacía eso? 

La oí soltar una risita y una pequeña mirada de burla antes de coger una de las servilletas depositadas en la mesa para acercársele a Evan con la intención de "limpiarlo."

- Oh. Pero mira cómo te has manchado – Dijo con voz seductora y con un falso tono de preocupación al tiempo que acercaba el pequeño trozo de tela a su fuerte abdomen e iba bajando su mano más de la cuenta.

Sentí que mis mejillas ardían de la ira al ver aquella inoportuna escena que merecía ser digna del inicio de una película porno, y me mordí el labio con fuerza para no gritar de la frustración y abalanzarme sobre esa mujer que ya se estaba pasando de la raya.

Tenía que controlar mis pensamientos, me abofeteé mentalmente al menos unas cinco veces para no volver a irme por ese peligroso y serpenteante camino de los celos. Además todo era una tontería, una falsa ilusión, era obvio que Evan se fijaría primero en ella y no en su torpe empleada que se encontraba tumbada en el piso de su lujoso departamento.

- ¿Estás bien? – Me dijo una dulce y suave voz ayudándome a pararme del suelo y sacudiendo mi pantalón con una de sus manos para que los cristales adheridos a él terminaran cayendo al piso, haciendo pequeños ruidos agudos al rebotar contra el suelo. 

Era la otra mujer, a la que identifiqué como Cosette. Tenía aproximadamente cuarenta años, una hermosa sonrisa que la hacía ver más joven y su cabello oscuro estaba deslumbrante al caer corto por su nuca y largo por sus hombros, además unos grandes ojos miel decoraban su rostro, los cuales transmitían una confianza y serenidad casi espontánea y según lo que me ella misma me había comentado, estaba casada con Mark, un rubio alto de ojos marrones que hacía parte del grupo de los amigos de Evan.

- Hmm, sí muchas gracias, no pretendía incomodarle. – Dije mientras mis ojos iban en dirección al fondo de la mesa en donde Evan le susurraba a la rubia que se encontraba bien y que se iba a cambiar de atuendo.

- Si me disculpan, vuelvo en un momento. – Subió las escaleras y antes de entrar a su cuarto desvió la mirada hacia mí, provocando que todos los músculos de mi cuerpo se tensaran y empezaran a temblar como gelatina.

- Por supuesto que no Maureen y llámame Cosette por favor, ni que fuéramos completas desconocidas o algo así.

- Se acaban de conocer cariño. – Dijo Mark desde el otro lado de la mesa – Por cierto, estas son  las mejores muelas de cangrejo que he probado en mi vida, tendré que visitar a Evan más   seguido. – Insinuó levantando las cejas provocando que yo le sonriera en respuesta.

- Muchas gracias señor.

Los otros dos individuos a los que reconocí como Patrick y James estaban mirándome fijamente. Cuando me di cuenta de sus inquisidoras miradas, el primero bajó la cabeza y siguió devorando el plato de entrada, cómo si lo que acabara de pasar hace algunos minutos le fuera totalmente indiferente. Mientras que el segundo me recorría de arriba a abajo con sus ojos increíblemente azules y me guiñaba un ojo sonriéndome con picardía.

"Mi" chef favorita (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora