Día 315

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Tomé un baño. Justo cuando estaba por salir del lugar me observé en el espejo de reojo. Entonces lo vi. Un barrito tamaño familiar en mi frente.
Ese no era un barrito. Era un volcán.

Sentí un impulso idiota por aplastarlo. Sabía que no debía hacerlo. Pero mis manos se movían solas. Como si tuvieran mente propia. Reventé el granito.

Se inflamó y se hizo más grande.
Sí, sabía que eso pasaría.

Mis Días Sin TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora