Abrí la ventana junto a mi cama. Me acosté y estaba dispuesta a dormir cuando un maldito pajarito se paró justo en el marco y me observó. Lo espanté agitando mis brazos pero no se fue: era un pajarito de ciudad y como todos, no tenía temor de dios, o de nadie.
Me enojé. ¿Quién demonios creía que era yo, Blanca Nieves?
ESTÁS LEYENDO
Mis Días Sin Ti
Short StoryDía 478: Voy mejor. Ya no visto como vagabundo así que al menos he progresado en algo.