Día 170

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Abrí la ventana junto a mi cama. Me acosté y estaba dispuesta a dormir cuando un maldito pajarito se paró justo en el marco y me observó. Lo espanté agitando mis brazos pero no se fue: era un pajarito de ciudad y como todos, no tenía temor de dios, o de nadie.

Me enojé. ¿Quién demonios creía que era yo, Blanca Nieves?

Mis Días Sin TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora